EPÍLOGO— FINAL:
— ¿Te gusta Harriet? —sonreí.
—Él siempre quiso que se llamara en honor a su nombre, era un presumido —reí —. Creo que Harriet quedará para otra ocasión... me gusta mucho más Claire.
— ¿Claire?
—Anne Claire —sonreí, mientras colocaba ambas manos sobre mi vientre —. Como su madre y la mía.
—Anne Claire Styles Lambert, me gusta —se recostó en mi hombro y suspiró — ¿Y si es hombre?
—Buena pregunta...
— ¿Qué te parece Edward James? —entrelazó sus dedos con los míos y besó mis nudillos —, en honor a Liam y a mí por James, y Edward por...
—No digas su nombre en voz alta —interrumpí.
—_________ —me miró —, tienes que superar esto. Es demasiado, ¿No crees?
—Habla por ti.
—Vamos —se puso de pie. Estaba molesto —... jamás funcionará esto entre nosotros si tu no pones de tu parte. Sé que fue duro para ti, pero ya han pasado meses, ________. Todos entendemos lo doloroso que fue, ¿Acaso crees que verte llorar por alguien que ya no está no fue duro?, ¿Crees que no nos preocupamos por la salud del bebé cuando has intentado cortarte las malditas venas para recordarlo?
—Niall...
—No, _________. Yo creo que es hora de seguir adelante, es demasiado. Has comido todos los chocolates del pueblo con tal de tener algo de él dentro de ti, no quieres cocinar bizcochos y... estoy tratando de ayudarte, ¡Pero tú no me lo pe...
— ¡Ya sé! —interrumpí —Sé que él ya no está, pero...
— ¿Pero qué?
—Pero sigo enamorada de él, Niall.La vida sin él fue lo peor.
Todas las mañanas fingía estar bien. Debía dibujarme una maldita sonrisa en el semblante para que todos creyeran que estaba lo suficientemente feliz por el bebé en camino que omitiría que él ya no estaba.
Era humana, no una máquina.Gasté su frasco de perfume porque llegué al punto final. Lo extrañaba tanto que necesitaba sentirlo allí. Y usaba sus camisas con tal de recordar cómo se sentía abrazarlo, y comía chocolates porque esos eran sus favoritos.
Me estaba muriendo sin él.No asistía a las reuniones, no contestaba las llamadas y negaba las visitas.
Nadie, jamás, podrá comprender lo vacía que me sentía sin su compañía, porque no fue hasta que tuvo que irse que noté lo mucho que lo necesitaba. Se había convertido en mi mundo, era mi vida, y, me amaba. Me amaba por quien era, y no le importaba quien había sido, o qué había hecho.
Él me amaba porque yo lo amaba a él también.Y este es el momento más difícil de mi vida. Perdí al ser más amado por mi persona en la tierra, y me dolió tanto como haberlo matado yo misma.
Nada podrá jamás reemplazarlo, nadie podrá asemejarse a lo que él fue para mí... y nadie lo entiende. Nadie puede entender lo putamente importante que era tenerlo conmigo.
Mi vida tendía de un hilo.
No podía simplemente caer en depresión y morir en el intento, porque cargaba una vida dentro de mí, y tal vez, solo tal vez, fue obra de Dios haber quedado preñada... para no extrañarlo tanto, y si fue así, no funcionó.Llegué a pensar que era demasiado para mí. Tuve que tomar una decisión porque no podía continuar viviendo así, sin él. No podía seguirlo extrañando el resto de la eternidad, porque él simplemente, ya no estaba allí.
Se había ido para siempre.
Y dijo que me esperaría... pero yo no podía esperarlo a él.Tomé como vaga costumbre pintar las paredes de nuestra habitación, porque así Anne Claire podría pintarlas cuanto deseara, y quitaría todo rastro de su padre.
Anne Claire, o Edward James.
...¿Qué haría cuándo mi pequeño volviera de la escuela, y preguntara por su padre? Lo he imaginado una serie de veces.
Estaré sentada en la sala, esperando por la personita más importante, y cuando el momento de su llegada se acerque, entrará por la puerta corriendo y al verme me abrazará, como acostumbré a que lo hiciera.
Saludará a los tíos Eli y Lou, y regresará a contarme su día.
"—Mami, ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro linda, ¿Qué es?
— ¿Podrías decirme por qué los otros niños tienen papá y yo no?" y no sabré que decirle. Sé que lloraré, y me veré obligada a mostrarle esas malditas fotografías antiguas que guardé para el momento, y no lo entenderá.
Crecerá sin una figura paterna a su lado, y repetidas veces le pedirán una firma de su padre, y tendré que firmar yo.
Le preguntarán por el Señor Styles, y tendrá que recibir las típicas disculpas de alguien que cometió el error de preguntar.
Y será mi culpa.
Y cuando lo comprenda, sufrirá. Sufriré yo... y todo será una mierda nuevamente.
— ¿Qué voy a hacer, Niall? —las lágrimas continúan cayendo.
Ya no quiero llorar más, pero es algo que no puedo evitar.
Lo siento en las entrañas, lo tengo agarrado a mi corazón, y no quiere soltarlo.
—Estás haciéndolo bien, ________. Estás superándolo.
—Es mentira. Es difícil simular que sí, cuando sé que no es así.
—Debes deshacerte de él. Para siempre.
— ¿Cómo? —sequé las lágrimas de mis mejías y limpié mi nariz.
—Solo... guarda sus cosas en una habitación y sácalas hasta que estés lista para verlas. Esa será la forma de olvidarlo.
—Jamás voy a olvidarlo... solo trataré de vivir con la idea de que no está aquí.
—Yo voy a ayudarte, si me lo permites.
Asiento.
Ambos nos ponemos de pie, y llamamos a Eli y Lou para que nos ayuden con la tarea.Es hora, lo sé. Debo hacerlo, así que mis amigos bajan al sótano para tomar unas cajas, y yo permanezco en la habitación, porque mi vientre no me dejaría agacharme.
Abro el clóset, y un olor muy poderoso entra hasta mi cerebro. Es él, él está allí.Comienzo con sus camisas, y mientras las tomo no puedo dejar de llorar. Quiero detenerme, pero no puedo hacerlo. Es demasiado doloroso.
Las remuevo de las cerchas, una por una, y cuando me harto, las tomo todas con furia y las tiro dentro de una caja.
Y nadie dice nada.
Tomo los zapatos, sin dejar de llorar, y los tiro en otra caja.
Continúo con sus pantalones, luego con sus perfumes... y finalmente llego a su marquesa.
Abro las gavetas. En ellas fotos mías, y lloro. Vuelvo a llorar, como cada vez que pienso en él.
Tomo la primera fotografía que tuvimos juntos, y la aprisiono contra mi pecho mientras gimo de dolor. Eli y Lou parecen asustados, pero Niall prefiere salir de la habitación.
Suspiro hondo, y tomo valor para desvaciar todo dentro de una caja. Pero no puedo seguir, no soy lo suficientemente fuerte como creía.
—No puedo —digo entre sollozos.
Sé que mi nariz y mis ojos están rojos, porque siento cómo las lágrimas queman mi piel con su pasar.
—Nosotros terminaremos, linda —me dice Eli.
—Ve, Niall, llévala afuera.
Niall me toma de la cintura, y mientras acaricia mi brazo, me ayuda a salir y bajar las gradas hasta el patio.
No hay vuelta atrás.
Debía continuar, por más doloroso que fuera.(...)
Años después:
— ¡Maldita sea! —grito —, ¡Anne Claire, Edward James! ¡Si no vienen ahora, no habrá postre en la cena!
— ¡Chicos!, ¡Su madre habla en serio!
Sonríe.
—No te burles de mí.
—No lo hago, es que me da risa como los maltratas —me abraza por la cintura y me estampa un beso en la mejía.
—No los maltrato —levanta una ceja —... ok, solo un poquito.
—Mami —Anne Claire hala mi vestido con su manito, y me obliga a hincarme a su altura.
— ¿Si, amor?
— ¿Puedes venir? —arrastra mi vestido para que le siga el paso escaleras arriba.
Dejo la cena en la mesa, mientras Niall prepara a Ed para la merienda, y subo con Anne Claire.
— ¿A dónde me llevas? —pregunto, pero ella no responde.
Anne Claire ha cumplido los siete años, y Edward va por los cuatro.
Niall y yo nos casamos... por ende, Anne Claire optó el apellido "Horan".
Anne Claire y Edward James Horan Lambert.
Simulo ser feliz, y aunque no lo soy, lo hago por mis hijos. Porque ellos son el amor de mi vida.
No digo que Niall no me hiciera feliz pero... no se compara con Ha... con él.
— ¿Qué estás haciendo, Anne Claire?, respóndeme.
Se agacha bajo su cama, y de allí saca una caja de metal.
La abre y me hace señas para que me agache a su altura, y me siente a su lado.
—Encontré esto en la habitación prohibida, mami.
— ¿Por qué has entrado?, te he dicho que... —y el resto es interrumpido por lo que veo.
Son fotos... mías y de él, juntos.
— ¿Estás bien mami? —pregunta al verme llorar.
Son instantáneas las lágrimas, no pueden parar. No se detienen, y no quiero llorar frente a mi nena, pero me es imposible.
—Mami...
—Sí —miento —, estoy bien —digo entre sollozos.
— ¿Quién es él, ma?
—Un amigo, cariño.
— ¿Cómo se llama?
—Harry...
— ¿Dónde está? —pregunta.
—En el cielo, linda.
— ¿Qué es el cielo, mami?
—A dónde las personas buenas se van cuando mueren —la siento en mis piernas y suspiro, porque mis lágrimas no paran.
— ¿Cómo la tía Marie?
—Exactamente.
—Ah —hace algunas muecas —, ¿Por qué mi papi dejó toda su ropa en la habitación prohibida?
— ¿A qué te refieres, Anne Claire?
—Hay mucha ropa, zapatos y perfumes allí, mami.
—Son de mi amigo —sonrío entre lágrimas.
— ¿Por qué las dejó aquí?, ¿No se las puede llevar al cielo?
—No, no puede... —lloro, mucho, y poderosamente.
— ¿Puedo mostrarte algo más?
—Claro.
Concentra su carita en la parte trasera de un papel, y comienza a recitar.
—Min...nie... Sol... ________ —dice a penas.
Le han enseñado a leer en la escuela, y no creo lo que escucho.
— ¿Puedes leerlo tú mami? —asiento. Me entrega el papel viejo y arrugado, y lo tomo en mis temblorosas manos.
—Minnie Sol ________: ¿Recuerdas cuándo nos conocimos...?FIN.