"Estado: enamorandote"

2.2K 113 10
                                    

CAPITULO 5

¿Yo, _____ Lambert casada con Harry Styles? Ni en mis más locos sueños lo vi cumplirse.

Como mujer siempre soñé con un vestido de novia hecho a la medida, con una boda de fantasía y una luna de miel para locos. Harry me lo había dado, únicamente porque deseaba deshacerse de su fortuna, y era cierto, nosotros no nos amábamos. Pero yo me juré a mí misma que si llegase a casarme lo haría por amor, y como esta fue la excepción, lucharía contra viento y marea para enamorarlo.

Piénsenlo, vivir el resto de mi vida con una persona completamente desconocida, a quien siquiera le sé el nombre completo, tratando de llevarnos bien y hacer ver que nuestro matrimonio estaba funcionando... las cosas no funcionan así, un matrimonio no es perfecto sin amor puro.

Me comprometí a organizar toda una boda, porque nunca me sentí lo suficientemente amada para merecerla, y entonces que ya la había tenido, yo debía creer en el amor. Me enamoré un par de veces en mi adolescencia, o eso creí, porque la mayor parte de estas terminaba lastimada y llorando en mi habitación.

Mi madre murió, eso no era un secreto. Me mudé a casa de Harry Styles y me casé con él una semana después, ¿no creen que sonaba demasiado idiota para ser verdad?.

Yo no estaba enamorada, pero haría que Harry me amase con la intensidad de cien mil soles a la potencia de diez, y lo haría aceptar, y lo haría demostrar que lo hacía ¿Para que?, para sentirme amada por una puta vez en la vida, y si estaba casada por capricho en un empresario, ¿Qué mejor que hacerlo amarme a la ligera?

- ¿Qué vas a ordenar? -pregunté. Luego de que le conté parte de mi plan, se quedó en shock.

Le dije únicamente "enamorarte" y permaneció callado, tuve que arrastrarlo por toda la quinta avenida hasta el restaurante, porque se rehusaba a responder a mis llamados.

-Una hamburguesa -respondió a penas y desvió la mirada.

- ¿Venimos hasta Nueva York para comer una hamburguesa?, vamos Harry -insistí y el me miró. Estaba segura que se encontraba nervioso, porque no se atrevía a verme a los ojos cuando le hablaba. Había estado así desde que nos besamos en la ceremonia.

-Una ensalada de camarones -dijo y yo sonreí. Siquiera estaba haciendo contacto físico con él y sentía que moriría de la presión.

-Yo quiero un asado con salsa y de postre pediré un helado con dos popotes -sonreí. Tomó nota y se largó.

Harry jugaba con sus manos, mirando hacia la ventana del restaurante en busca de aire. Mientras yo, tomaba de mi soda y tarareaba una canción en mi mente.

-No puedes quedarte así el resto de tu vida, ¿Por qué estás tan nervioso? -pregunté.

-Porque tú me podes así -dijo y yo me sonrojé un poco, aunque aseguraba que no era un alago.

-Ahora es mi culpa -bufé -lo que pasa -me acerqué a él y susurré -... es que, estás nervioso por tener sexo. Pero no te preocupes -hice un gesto gracioso y me hice hacia atrás -, no lo haremos si tu no quieres. Igual, cuando me ames, tú mismo lo pedirás...

- ¡Ya te recordé! -gritó de pronto y me atraganté con la soda -. Eres Minnie.

- ¿Por qué te tardaste tanto en adivinar? -reí -sabía que lo descubrirías. ¿Por eso estabas nervioso?

-Estoy casado con una extraña. ¿Quién no lo estaría? -dijo con una sonrisa.

-Hay vamos, ¿Aún no superas que comiera todas tus galletas? -pregunté, tocando un punto sensible.

Años atrás fui de visita a casa de la tía Marie, en donde conocí a Harry. Comí todas sus galletas y luego culpé a su perro por venganza a que el manchara mi vestido de Minnie, la razón de mi apodo.

En busca de esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora