CAPITULO 17
- ¿Por qué no? -preguntó preocupada.
- ¡Porque no! -le grité de vuelta -. ¡Ese era mí puto secreto!, ¡¿Acaso eres tan tonta que siquiera puedes guardar un secreto?! -le grité. Estaba tan molesto que podría haberla golpeado, pero no, yo era un caballero y esas eran ideas que nunca serían realidad. Nunca le tocaría un pelo sin su complacencia - ¡Todo el pueblo se dará por enterado! -grité.
Pasé mis manos por mi cabello, y sentí mi sangre hervir.
Estaba tan, taaaan molesto.
- ¡No me grites! -gritó, ironicamente hablando - ¡No soy tonta!, ¡Y no soy adivina! -me gritó. Ella también estaba molesta.
-Es que tu no entiendes -negué -. La gente querrá aprovecharse de esto -le dije, reteniendo mis gritos.
-Es una puta entrevista, Harry. Les cuentas, te haces la víctima como siempre, y ya.
-Ah -emití -, o sea, ¿crees que me hago la víctima? -le pregunté.
-Sí -respondió segura.
-A ver señorita perfección -suspiré -, espera a que te detecten cáncer de cólon, y luego hablamos.
- ¿Estás deseando que me muera? -preguntó.
-Yo no dije eso, ¡Tú quieres que yo me muera!, ¡Por eso me estás llevando a esos tratamientos!.
-Eres un estúpido -me dijo empuñando las manos -, ¡¿Cómo voy a matarte?! ... idiota -susurró.
- ¿Qué soy un qué? -pregunté.
- ¡Un idiota!, ¡El más grande de todos! -gritó. Ahora si se había pasado.
- Si soy tan idiota, ¿Por qué sigues conmigo?.
- ¡Porque me das lástima! -gritó.
Eso... eso si me había dolido.
- ¡Lástima me dás tú! -la señalé -, viviendo conmigo porque no tienes a donde ir -le dije.
- ¡Pues entonces tal vez deba largarme de aquí! -gritó, con los ojos llenos de lágrimas.
- ¡Nadie te está pidiendo que te quedes! -le dije.
- ¡Bien! -gritó.
- ¡Bien! -le grité de vuelta.
Tomé mi chaqueta y subí las gradas molesto a mi habitación.
Me tiré de espaldas en la cama, con la vista al techo, y solté un suspiro que me venía reteniendo tiempo atrás. Estaba cansado de lidiar con tantas porquerías, todo desde los dieciocho años.
¿Yo le daba lástima a ella?, pfff, claro. Lástima da ella, casándose con un tipo extraño para no quedarse pobre... ¿lástima?, ¿yo?, ¡A la mierda!.
Estaba tan molesto. Molesto con ella por decirme todas esas cosas, y molesto conmigo por haber dicho muchas otras. Todas eran ciertas, y a pesar de los gritos, yo sabía que ella no sería capaz de irse... no tenía a donde.
Las cosas se me estaban viniendo abajo, todo estaba siendo peor que antes y cada decisión que tomaba empeoraba mi vida. Ya no tenía ánimos, o incluso esperanza, para querer salvarme el trasero.
¿Para qué?.
Marie y Mitch se habían ido, y al parecer no planeaban volver. Mis padres estaban demasiado lejos, y no tenía amigos porque siempre fui un maldito antisocial desconfiado que siquiera fue capaz de perder su virginidad.
Eso era yo.
- ¿Estará despierto? -preguntó una voz ajena a _______.
-No lo sé. ¿Si le pullamos un ojo despertará?.