Anteriormente:
"Esto será mucho más difícil de lo que imaginé", pensaba.
- ¿Logré que te enamoraras? -Preguntó nuevamente -, si la respuesta es no, responde ahora.
- No -respondí frío, sin siquiera mirarla a los ojos.
CAPITULO 12
-Pero -continué -, eso no significa que el trato descontinúe. Me explico -dije, a medida que notaba las lágrimas en sus mejías-, el trato era que yo te daría todo mi dinero y posesiones, eso seguirá siendo así... vele el lado bueno -sonreí.
- ¿Qué lado bueno Harry?, me humillé -dijo y luego se quebró en llanto.
Verla llorar me estaba cortando el corazón, pero debía ser fuerte. No quería lastimarla.
-No lo hiciste -le dije, tratando de no rendirme ante ella y llorar a su lado -, esto quedará entre nosotros... ya no llores -pedí, pero ella estaba devastada, tanto como yo -. Vamos ¬¬¬-______, no me hagas sentir mal.
-Será mejor que nos vayamos ahora -se limitó a decir y segundos después se puso de pie, en medio de un pesado suspiro.
Se han de preguntar, ¿Por qué dije que no?, verán:
Puede que no la amase en ese instante, porque un mes es insuficiente para ello, pero la quería mucho y no estaba dispuesto a colocarme en la posición de malo. Moriría, lo cual era desconocido para ella y de pensar en el instante en el que se diera por enterada, se me ponía la piel de gallina.
Ella no merecía sufrir más, y menos por mi culpa.
En ese momento creí mi decisión muy sabia, sin saber las consecuencias que traería consigo.
(...)
Entrar a casa y notarla tan vacía, me entristeció aún más.
______ no se detuvo a entablar una conversación conmigo, como solía hacerlo, y a pesar de que no lloraba o siquiera me miraba, yo sabía lo vulnerable que era y lo mucho que le habían afectado mis palabras.
La noche fue peor. Revisar la contestadora unas veinte veces, con la esperanza de escuchar la voz de Marie y/o Mitch, fue detestable.
(...)
-Harry, estás hirviendo. Despiértate -susurró ______ a mi oído, y pronto sentí un ardor en el estómago y dolor en los ojos.
- ¿______? -pregunté aturdido. El sonido de su voz se escuchaba preocupado, y sus manos algo temblorosas al hacer contacto con mi piel.
Creí que ella se olvidaría de mí y me odiaría, pero estaba allí, cuidándome.
-Sí, soy ______. Levántate, te daré tu medicina -dijo con tono suave, haciéndome sentir un completo idiota.
Abrí los ojos y la vi tan paciente, como si lo de la noche anterior no fuese nada y no evité sonreír.
- ¿Qué medicina? -pregunté y ella sonrió.
-La que el médico me dio hoy en la mañana -me dijo, ayudando a levantarme de la cama -, las fui a recoger por ti. Eres un descuidado -rio y yo traté de imitarla, pero mi estómago no me dejó -. No intentes hacer fuerza, necesitas medicinas, y luego podrás seguir molestando.
-Gracias -me limité a decir.
Que buena persona era mi esposa. Perdón, ______.
Me sentó en uno de los sillones de la sala, y abrió la ventana para que entrase un poco de aire. Buscó dentro de su bolso, y de este sacó un bote de pastillas color azul sin alguna letra en él.