El carácter alegre de este signo y su poco afán de tomarse las cosas a la tremenda hacen que, antes de enfadarse, prefiera trivializar el asunto e incluso bromear sobre él.
Es decir, pocas veces enfada, pocas veces monta el cirio, pero cuando lo monta... ¡LO MONTA!
Un géminis enfadado no se reprime. No se guarda dentro el resquemor como lo haría, por ejemplo, el reservado capricornio cuando se enfada. Al contrario, géminis no duda en comenzar la batalla y lo hace con su mejor arma: la palabra.
Parece ser que este signo, aun en caliente, no pierde su capacidad para argumentar. Se explayará en sus explicaciones. Y, si la discusión se intensifica, afilará sus palabras (que, en ese momento, pueden ser muy hirientes) y elevará considerablemente el tono de su voz.
La discusión será como una tormenta. Para tu desconcierto, puede que el día siguiente géminis ni la recuerde, porque el resentimiento y la venganza no van con este signo. Si la cosa es verdaderamente grave, lo mismo te manda la porra y no se acuerda de ti pa' los restos. Ya está.
¡Ojo! No siempre es así con el signo de los gemelos, porque el gemelo malo puede tener la tentación de buscar una revancha cuando siente que ha perdido.
Esto suele pasarle a ese tipo de géminis envidiosillos que no soportan quedar en ridículo o ver a otra persona que destaca en lo intelectual.
En ese caso, el gemelo malo de estos inseguros géminis estará pendiente para ver en qué momento puede ponerle la zancadilla.
Aunque lo más frecuente es que las desavenencias con géminis se resuelvan tranquilamente con el diálogo, una vez que ha pasado la calentura del enfado. Atrás quedarán todas las tensiones. Porque géminis es de los que hacen borrón y cuenta nueva.