Aliados, amigos, mentores, prometidos

23

Al llegar a casa, sorpresa. Los oigo mucho antes de verlos. En el salón están Prim, Peeta y Delly hablando y riendo.

Los saludo rápidamente y tras quitarme las botas acudo a la cocina para distraerme o ayudar a mi madre, lo que sea.

- ¿Se quedan a comer? - le pregunto aunque ya conozca la respuesta.

- Si. ¿Te parece bien?

- Claro.

- ¿Dónde has estado? Pensaba que estabas con Peeta pero ...

- Al final he ido al bosque un rato.

- ¿Has visto a Gale?

- Si.

- Le podías haber dicho que se viniera a comer.

- Mejor que no. Creo que no estaría muy cómodo con ellos aquí.

- ¿Por?

- Porque ... no se conocen.

- Pero ...

- Lo conozco mamá y sé que no estaría a gusto.

En la comida Prim y Delly no paran de hablar y contarnos anécdotas del colegio. Como Peeta y yo ya no tenemos que ir ellas nos ponen al día.

- Muchas gracias por todo Sra. Everdeen – dice Delly antes de irse. Reparte abrazos a todos y se marcha acompañada de Peeta.

- Vuelves, ¿no? - le dice mi patito.

- Si, Prim. Le acompaño a casa y vengo.

Miro a mi sonriente hermana tras cerrar la puerta, enarco una ceja a modo de pregunta.

- Vamos a preparar unos dulces para el padre de Peeta, con el queso de Lady. Va a ser su cumpleaños.

- Prim, su padre se pasa todo el día haciendo pasteles, ¿crees que querrá más?

- Si Katniss, aunque prepare montones no se los come y Peeta me ha dicho que le gustan mucho.

- Vale, vale.

- ¿Nos ayudarás? Por favor – me ruega – no te he visto mucho estos días.

Ya sabe bien como convencerme.

- Claro – ella me abraza fuerte sonriendo ampliamente.

Paso la tarde viéndolos cocinar felices. La sonrisa no se va de mi cara hasta que suena el teléfono.

Intento disimular cuando vuelvo con ellos pero ambos me conocen demasiado como para no darse cuanta de que me pasa algo. Me miran interrogantes sin atreverse a preguntar.

No es un tema del que quiera hablar con Prim. Ella no es tonta y sabe que Peeta y yo no somos pareja de verdad pero tampoco quiero que sepa lo mucho que me asquea todo lo que tenga que ver con la boda.

- Voy a ver a mamá – nos dice. Intuye que necesito hablar a solas con Peeta. Ha madurado mucho en este último año, demasiado para mi gusto.

- ¿Quién era? - pregunta Peeta al momento.

- Effie. Va a mandarnos varias cajas con muestras de invitaciones, decoración, servilletas y un montón de cosas más para que vayamos escogiendo. Ella vendrá en unas semanas para ayudarnos a organizar todo, aunque seguro que se queja de todo lo que hayamos elegido y nos hace volver a mirarlo – le digo intentando aligerar la conversación.

Él asiente y se pone a recoger la cocina para no tener que mirarme, sé que le duele verme mal por la boda. Pero yo tampoco puedo verle de ese modo, por lo que le sujeto de los hombros obligándole a quedarse quieto y mirarme.