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Estoy en el bosque revisando las trampas cuando repentinamente se pone a llover, pero no una lluvia fina, sino una gran tormenta. Corro hacia casa empapándome por completo.

Mi hermana nada más verme sale disparada a traerme una toalla. En el vestíbulo me quito las botas y la ropa y me envuelvo en ella. Mi madre me prepara un baño caliente, estoy helada. Consigo entrar en calor con el baño y la cena pero paso mala noche. A la mañana siguiente despierto sudada, agotada y temblando.

Al ver que no acudo a desayunar sube mi madre.

- ¿Qué te pasa? Tienes mala cara, estás muy pálida.

En cuanto pone su mano en mi frente frunce el ceño.

- Estás ardiendo. Quédate quieta en la cama. Te traeré algo de comer y unas pastillas para bajar la fiebre.

Poco después se abre la puerta de mi cuarto pero no es mi madre es Peeta, lleva en una bandeja un tazón de caldo y las pastillas.

- Hola, ¿qué tal te encuentras?

- No muy bien – le confieso.

- Ya me ha contado tu madre lo que te pasó ayer. Por cierto, ha tenido que marcharse.

- ¿Y eso?

- Ha ido a ver a la nieta de Sae, está enferma. Justo venía a verte cuando me ha llamado explicándome todo, me ha pedido que te cuide mientras ella está fuera.

- ¿Venías a verme?

- Si. Me parecía raro que no hubieras pasado ya por casa así que quería ver si estabas bien, pero veo que no.

- ¿Effie está esperándonos?

- No, se marchó anoche. Surgió un problema con el que iba a suministrar las flores para la boda y decidió ir en persona a arreglarlo, además ya prácticamente hemos dejado todo zanjado.

- Menos mal.

Peeta me obliga a tomarme todo el caldo y las pastillas.

- Descansa. Yo estaré por abajo. Si necesitas algo llámame.

- Quédate hasta que me duerma, por favor.

Peeta se sienta apoyado en el cabecero de la cama acariciándome el pelo y enseguida me duermo.

Cuando despierto ya es por la tarde.

- ¿Peeta? - le llamo.

- Katniss – dice Prim entrando a mi cuarto - ¿estás bien?

- Si. ¿Y Peeta?

- Se fue hace un rato.

- He dormido mucho ¿verdad?

- Si – contesta riendo – pero lo necesitabas.

- ¿Y mamá?

- Ha venido al mediodía pero se ha tenido que ir de nuevo. La nieta de Sae estaba peor que esta mañana. Peeta ha ido con ella. Creo que la van a traer a casa porque Sae no puede dejar el puesto. Estaba preparando la habitación de abajo para Melly.

- ¿Y sabes que le pasa?

- Un virus, no es contagioso pero necesita muchos cuidados y Sae no puede atenderla. ¿Quieres algo de comer?

- No gracias, no tengo hambre. Sigue con lo que estabas haciendo, yo estoy bien.

Prim se acerca a abrazarme pero se lo impido, no quiero pegarle el resfriado.

Medio hora más tarde oigo voces en el piso de abajo, deben ser Peeta y mi madre con Melly.

Efectivamente, al momento aparece Peeta en mi puerta.

Aliados, amigos, mentores, prometidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora