Los siguientes días recorremos algunos de los distritos. Nos alojamos en lujosos sitios donde nos sirven exquisitas comidas pero Peeta y yo lo único que queremos es volver a casa.
Salimos lo mínimo, lo que Effie nos recomienda, por no decir nos exige, pero no volvemos a besarnos. Nos mostramos cariñosos el uno con el otro pero nada más. Desde ese último beso ambos sabemos que las cosas han cambiado, sin embargo seguimos evadiendo el tema.
Nuestra última parada es el Distrito 4, el día antes de irnos conseguimos contactar con Finnick y pasamos un divertido día con él y Annie, incluso se une Mags a la hora de cenar. Se podría decir que es el único momento en todo el viaje que de verdad hemos disfrutado. Nos despedimos de ellos y vamos a descansar.
Los brazos y las palabras de Peeta consiguen despertarme.
- ¡Debí morir en la arena! - grito desesperada asustandolo.
- Katniss, ¿qué dices?
- ¿Por qué salí de allí viva? - me remuevo frenética entre sus brazos, con la pesadilla demasiado fresca y real en mi cabeza.
- Katniss, cálmate – me pide. Acaricia mi pelo intentando tranquilizarme pero sin conseguirlo.
Al ver que no funciona se levanta y sin decir nada toma mi mano y me conduce fuera de la casa donde nos alojamos, nada más salir la brisa del mar me refresca y me calma. Descalzos como vamos recorremos la orilla a paso lento hasta que Peeta se sienta en la arena y tira despacio de mi para sentarme a su lado. Contemplamos las olas en silencio, sé que espera a que hable, que le cuente mi pesadilla. No suelo despertar nunca tan asustada y menos teniéndolo junto a mi.
- ¿Por qué? - es lo único que digo, él sabe a qué me refiero.
- Por tu familia, tenias que volver por ellas – dice muy tranquilo.
- Pueden apañárselas sin mi.
- Sabes que no es cierto. ¿Quién cuidaría de ellas?
- Gale, él prometió que lo haría – contesto convencida.
- ¿Y durante cuanto tiempo podría hacerlo? - lo miro sin llegar a entenderlo -. Trabaja 6 días a la semana, tiene también a su familia. No digo que no cuidaría de la tuya, sé que lo haría, pero las cosas cada vez están más difíciles, más horas de trabajo, menos sueldo, ... Mi padre, Sae, mucha gente del distrito las ayudaría también pero ...
Aprieto su mano para que no siga, y no contesto, me quedo callada sabiendo que tiene razón. Cuando se lo pedí a Gale no pensé en las consecuencias. Él ya tiene bastante con alimentar a su familia, con lo que gana a penas les llega para vivir, como para encima tener que ocuparse de Prim y de mi madre. Fue muy egoísta por mi parte pedirle eso. Realmente si yo hubiera muerto no sé que habría sido de ellas.
- Siento todo esto – dice Peeta rompiendo el largo silencio-. Yo soy el que debí morir allí.
- Peeta, no empieces. Tú debías vivir, no yo.
- No, yo no podría vivir sin ti. Eres todo lo que tengo, eres toda mi vida. Nunca volvería a ser feliz. Además ellas te necesitan, en cambio a mi, a mi nadie me necesita.
Y lo dice sin autocompasión, creyéndolo de verdad y en parte es cierto porque aunque su familia y amigos lo llorarían podrían salir adelante. Pero entonces me doy cuenta de que si él hubiera muerto solo un persona habría quedado irreparablemente dañada, yo.
- Yo sí, yo te necesito – le digo. Y hago lo que llevo días deseando hacer. Me acerco y le beso. Él al principio se queda quieto pero al ver que no me aparto, que no ha sido algo impulsivo, que de verdad quería hacerlo me corresponde el beso. Y en vez de satisfacerme tiene el efecto contrario, me hace querer más. Ninguno se separa así que nos besamos durante un buen rato.
Cuando alejo un poco mi cara puedo ver que la suya está llena de confusión.
- Te quiero – le digo porque ya no puedo guardar más esas palabras – te quiero Peeta Mellark.
- Te quiero Katniss Mellark – contesta con una sonrisa antes de volver a besarme.
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Aliados, amigos, mentores, prometidos
Fiksi PenggemarTras la gira de la Victoria Katniss y Peeta tienen que prepararse para ser mentores en los próximos juegos. Y una vez que estos acaben comenzaran los preparativos de su boda.