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Los profesionales matan a otro tributo y los del Distrito 3 y 4 rompen su frágil alianza.

Yo me apoyo en Peeta y echo una cabezada. No pasa nada más hasta mitad del día siguiente. Ya con Haymitch vemos como los profesionales encuentran a Paul, este consigue herir a uno de ellos pero acaba muerto. Ya no tenemos ningún tributo.

Me derrumbo por todo el cansancio, la tristeza y el horror de estos días. Peeta me sienta en su regazo mientras me abraza. Hundo mi cabeza en su cuello y lloro descontroladamente. No me gusta mostrarme débil pero Peeta ya me ha visto así en unas cuantas ocasiones. Grandes sollozos se escapan de mi garganta sin que pueda contenerlos. Haymitch nos deja solos alegando que va a saludar a Chaff.

Al momento oímos pasos acercándose. Seguramente será Haymitch para decirnos algo pero me sorprendo al ver a Finnick. Él parece también sorprendido al vernos hasta que recuerdo que estoy sentada encima de Peeta con mis piernas colgando por un lado del sillón y la cara llena de lágrimas.

- Perdón, vendré más tarde – dice marchándose.

- ¿Qué querrá ahora Finnick? - pregunta Peeta disgustado.

- No es tan superficial como parece – le comento – creo que le gusta aparentar algo muy diferente a lo que en realidad es.

- ¿Tanto lo has conocido en tan pocos días?

- ¿Te molesta?

- ¿Por qué iba a molestarme?

- ¿Tú puedes hablar con Johanna pero yo no puedo hablar con Finnick?

- ¿Acaso he dicho eso?

- ¿Podemos dejar de hacer preguntas sin respuesta?

Nos echamos a reír y me abraza fuerte.

- He echado de menos tu risa estos días – me susurra apartándose para limpiar mis lágrimas.

Me paro a pensar y me doy cuenta de que en los últimos meses he reído mucho, y casi siempre con Peeta. Antes acostumbraba a reír poco, tan solo Prim o Gale conseguían sacarme alguna sonrisa.

Me acomodo en su pecho sonriendo levemente a pesar del dolor que siento.

- Vamos a descansar – me dice – aquí ya no hacemos nada.

- Vale. Voy a avisar a Haymitch y de paso ver que quería Finnick.

- Voy contigo – dice con el ceño fruncido.

- Como quieras ...

Voy al baño que tenemos en la sala a refrescarme y limpiarme la cara. Al salir buscamos a Haymitch, que está en el comedor, al lado de la mesa de bebidas con Chaff. No están borrachos pero si algo contentos. Haymitch prometió que no bebería o al menos mucho durante los juegos, pero cada vez entiendo más que recurra a la botella para poder continuar.

Le decimos que nos vamos y busco a Finnick con Peeta siguiéndome.

- Finnick – digo al verlo - ¿querías algo antes?

- Sólo decirte que sentía lo de Paul. ¿Estás bien?

- Si. Bueno, todo lo bien que se puede estar en estos momentos.

- Sé que es duro, sobre todo siendo tus primeros juegos, no quiero decir que luego te acostumbres a que mueran o que duelan menos sus muertes pero aprendes a sobrellevarlo.

- Gracias Finnick. Supongo que nos veremos estos días Peeta y yo ... - me giro y no lo veo – ¿Peeta? estaba detrás mio hace un momento.

- Igual Johanna sabe donde está – dice Finnick con una sonrisa. Le echo una mala mirada y él pone cara inocente.

Miro por varias salas hasta que lo encuentro abrazando a Seeder. Ella me ve y se acerca también a abrazarme.

- No he tenido oportunidad de decírtelo antes, pero en el 11 estamos muy agradecidos por como cuidaste de Rue – me dice al oído.

- Pero no conseguí que ...

- Katniss – me corta – hiciste todo lo que pudiste por ella.

- ¿Su familia está bien? ¿Y la de Thresh?

- Si, todos están bien. Y les llega vuestro dinero – añade.

- Gracias – le digo. No sabíamos si en realidad les llegaría o no. Me quedo un poco más tranquila al saber que siguen vivos, que les dan el dinero y que no me odian por no haber podido salvarla.

Nos separamos y voy hacia Peeta que me espera en la puerta. De la mano nos dirigimos a nuestro piso.

- ¿Quieres comer algo? - me pregunta.

- No tengo hambre.

- ¿Ya sabes que quería Finnick?

- Si. Simplemente decirnos que sentía lo de Paul – Peeta me mira extrañado – también me lo dijo cuando murió Laurie, incluso se sabía sus nombres. No es lo que aparenta.

Él asiente no muy convencido pero no añade nada.

Nos ponemos ropa cómoda y nos tumbamos en su cama. Peeta se duerme al instante, el pobre ha descansado muy poco estos días. Siempre preocupado por como estoy yo. Lo observo dormir, transmite paz. Con el recuerdo de hace un momento de su risa me duermo yo también.


Aliados, amigos, mentores, prometidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora