Capítulo 4.
Tenía toda mi espalda apoyada en la pared mientras escuchaba la clase de Literatura. Apuntaba cosas en mi libreta mientras el profesor explicaba la teoría. Miré hacia un lado. Al terminar la clase un chico alto con el pelo claro, hablaba con JungKook.
Se sitúa delante de mi. Coge un bolígrafo y lo admira.-¿Qué haces aún escribiendo?
-Porque quiero.-Le arrebaté el bolígrafo para ponerlo dentro del estuche.
-¿Estás enfadada?
-Bueno, si me echan por tu culpa, no voy a estar llorando de alegría.-Bufé.
-Oh bueno, eso era porque no guardabas mi número en tu móvil.
-Mira, déjame en paz, pesado.
Cogió el estuche y se giró.-¡Nam!-Gritó para que él lo cogiera.-¡Corre!
-¡Mierda!-Sujeté mi maleta y corrí detrás de él.-¡Eh,tú!
-Venga bonita corre más rápido.
-Me cago en diez.-Le seguí por todas partes, hasta que se puso delante de la puerta del vestuario de hombres.
-¿Lo quieres?
-Ni se te ocurra entrar ahí dentro.-Señalé el baño.
-¿Lo quieres? Si o no.-Arqueó una ceja, retándome. Asentí.-Pues preciosa.-Abrió la puerta.-Ven a buscarlo.
Entró allí. Al vestuario de los chicos. Respiré profundamente antes de entrar. Todo por mi maldito estuche. Yo también me introduje dentro de este paradero que apestaba a demonios. Todo el mundo me miraba con cara extrañada.
-Guapa.-Habla uno. Estaba en bóxer. Y tenía un cuerpo más que perfecto.-Te equivocas de lugar. El baño de chicas, está al lado.
-¿No me digas?-Pregunté irónica.-Yo pensaba que con más de veinte tíos aquí dentro, quien os equivocabais érais vosotros.
-Que chica más borde.-Murmuró otro que se estaba colocando los pantalones.
-¿Habéis visto a una ninfa por aquí?
-Una... ¿Ninfa?-Dice extrañado.
-Tiene el pelo amarillo como si fuera una ninfa. Alto y...-Entrecerré los ojos.-Creo que se llama Nami, ¿O era Nanma? No, Nema.
-¡Oh!¿Rap Monster?
-Si, eso se parece mucho a lo que yo he dicho.-Bufé.-Tenía un estuche color rosa.
-Está en una de las duchas al fondo.
-Gracias.-Caminé hasta el fondo.-¿Nam?-Grité. Bueno, quizás...-¿Rap Monster?-Nada..-Mira, déjalo. Quédatelo. Ya me compro otro estuche... ¡Y otros bolígrafos!
-Y un móvil nuevo.-Dice aún sin poder verle.
-Y un mo... ¿Móvil?-Toqué mis pantalones. No lo tenía, estaba también el estuche.-Mierda... ¿Dónde estás?
Tiran de mi brazo a dentro de las duchas.-Hola preciosa.
-¡Mierda!-Miré mis zapatos.-¡Que son nuevas!
-No te enfades.-Paso su mano por mi pelo.
-¿Me das mi maldito estuche?
-¿Qué me das a cambio?
-Un polvo.
-¿En serio?-Contestó con entusiasmo.
-¡No!-Grité.-Quiero mi estuche.