Capítulo 37.
Estaba escondida bajo las sábanas. Notaba la presencia de Jin, quien estaba sentado en el filo de la cama. Alargó su brazo hasta llegar a mi brazo y moverlo lentamente.
—Ey, _____.—Murmuró acercando su cara a mí.—Está Araibi abajo.—Abrí los ojos lentamente. Bajé la sábana hasta mi pecho y le miré aturdida. Me extendió una camisa y un pantalón corto, que aparentemente eran suyos.—Toma. Para que no te resfríes.
Cogí mis braguitas y me las puse. Después el pantalón y la camisa.—Gracias.
Bajé al salón con lentitud. Estaba descalza. El suelo estaba frío pero mis ganas de hacer esfuerzos para ponerme zapatos eran las mínimas.
Araibi se acercó y me dio un abrazo.—¿Cómo estás?
—Bien.
—Tus ojos no dicen lo mismo, Gavi. ¿Cuánto llevas llorando?—Encogí los hombros.—¿Y por quién?
—Bueno... Yo... Por Ho Seok ¿Vale? Por el jodido Ho Seok.
Volvió a abrazarme.—No te preocupes Gavi... Sé lo que se siente.
El timbre sonó en toda la casa perturbando mis oídos. Jin caminó hacia la puerta y la abrió lentamente. Sequé mis lágrimas bruscamente. Tiré del brazo de Araibi y me metí en la cocina.
—¿Qué hace aquí Ho Seok?—Pregunté por lo bajo.
—Y yo que sé _____, como si yo tuviera su agenda de lo que hace y lo que no.
Le pegué en el brazo.—Imbécil.
—¿Tienes a dos tías en tu casa campeón?—Se rió Ho Seok.—¿Vas a hacer un trío?
—Sí, sí. ¿Querías algo? Íbamos a empezar.
—¿Puedo verlas?
—Ya después si es... Ho Seok, ¡Ho Seok!
—Jin...—Abrió la puerta. Las dos nos quedamos paradas, mirándonos sin saber que hacer.—O estoy medio ciego, o te vas a tirar a dos mejores amigas y una con novio.
—Dios, te dije que no entraras.—Comentó Jin detrás de él.
—¿Le vas a poner los cuernos a Taeyang...?—Ho Seok tragó saliva.—¿Con tu mejor amiga y con Jin?
—¡No!—Chilló Araibi.—¿Qué te piensas que soy?
—¿Cuánto tiempo llevas aquí?—Me miró. Me crucé de brazos apoyada en la encimera.—Te estoy hablando.
—Desde esta mañana.
—¿Te lo has tirado?
—No, tengo su ropa por gusto.—Me bufé.
—No paras ¿eh?—Sonrió. Le miré decidida. Pero algo en mí se derrumbó y una lágrima traicionera recorrió por mi mejilla.—Oye, no llores. Que no era para ofenderte.
—Gavi.—Susurró Araibi, intentando tranquilizarme.
Salí de la cocina para esconderme en otro lugar de la casa. No me sentía con fuerzas para demostrar algo que no soy ahora mismo. Fuerte. Mis lágrimas caían sin parar.
Sentí como una fuerte mano atrapó mi brazo.—No pienso irme de aquí sin que me digas que te pasa.
—Ho Seok... No me pasa nada. De verdad.
—Escucho tus llantos, ____.
Unos minutos de silencio. No quería decirle que me pasaba. Simplemente porque si lo sabía, se alejaría de mí. Se iría para siempre. ¿Qué pensaba si no? Él no era de tener novia. Ho Seok sólo servía para el sexo. Y eso es lo que seguiría teniendo conmigo fuera como fuera. Solamente porque quiero tenerlo cerca. Aunque duela no sentirlo.
Me dio la vuelta y me abrazó con delicadeza. Sin saber que el problema en estos momentos era él. Sin yo saber porque no me alejaba.
—Jin, no se si...—Le susurró Araibi.
—Déjala, quizás sea esto lo que necesita.—Sentenció. Los dos entraron en la cocina.
—¿Qué te pasa?—Preguntó Ho Seok tirando de mi brazo. Se sentó en el sofá y empujó para que yo me sentara en su regazo.
—¿No estabas enfadado?
—Supongo que tenía un mal día.—Secó mis lágrimas.—¿Podrás perdonarme?
—¿y por qué la pagas conmigo?
—Sólo me sentí estúpido, por favor. Perdóname.—Suspiré hondamente. Asentí. Se acercó y me dio un pequeño beso.
Vista de Jin.
—Ala, esta noche polvo.—Suspiré.—Para que mierda dejé pasar a Ho Seok.
—¿No ves lo que ocurre?—Araibi asomó la cabeza por la puerta. Sonreía con delicadeza.
—¿El qué?
—Ho Seok siente algo por ella.
—Pensaba que era la única persona que lo había notado.—Me acerqué a ella para mirarles a los dos.
Hablaban muy cerca mientras se daban algunos besos. Ho Seok agarra su cara y le da un beso en la frente. Luego le sonríe.
—Sólo le falta decirle te quiero.—Susurró Araibi.—Esto da miedo.
—¿Seguirán viviendo una mentira?
—¿Tú que crees?—Araibi se sienta en el suelo.—Sabiendo como es ella.
—Y Ho Seok lo negará también.
Encogió los hombros.—Sólo queda esperar.
Vi como ______ subía los escalones hasta entrar en mi habitación. Ho Seok la miraba hasta que desapareció detrás de la puerta.
—Ey, Ho Seok.—Habló Araibi desde el suelo. —¿Puedes venir?—Se acercó a nosotros. Agarré las manos de Araibi para ayudarla a levantarse.
—¿Te gusta ______?—Dije yo.
—¿Qué pregunta es esa?—Entrecerró los ojos.—Sabes que no.
—Mira picha brava.—Araibi carraspeó la garganta.—Me entero, el mínimo detalle de que mi mejor amiga llora por ti... Y Corea del Sur se te hace chica. ¿De acuerdo? ¡Así que mas te vale que no se enamore de ti! ¿Entendido?
—Gavi y tú tenéis el mismo mal carácter.
—¡Estás avisado!—Gritó y salió para subir con _____.
—¿____ está enamorada de mí?
—No.—Mentí.
—Menos mal.—Sacó una sonrisa falsa.
—¿Y por qué parece que te molesta?
—¿El qué? —Alzó su cabeza para mirarme.
—Que no esté enamorado de ti.
Suspiró.—No me molesta.
—Ho Seok...
—Jin.
—Mira, como quieras.—Encogió los hombros.—Allá tu y tus mentiras.