Capítulo 1.
Tenía el teléfono en una de mis orejas. Hablaba con mi mejor amiga, Araibi. Mientras caminaba por las calles hacia la biblioteca.
-¿Y qué vas a hacer con la autoescuela?-Preguntó.
-¿Me ayudas tu con las prácticas?
-Vale.-Se quedó callada unos segundos.-Dios mío ______.
-¿Qué pasó?-Cuestioné preocupada.
-¿Tu te has dado cuenta de todo lo que has cambiado del año pasado a este?
-Tampoco es para tanto.-Bufé.
-¿Qué no?-Gritó.-Pero si parecías un macho.
-¡Cállate tía!
-Hola.-Sonrió un chico pasando por mi lado.
-Bueno...-Saludé extrañada.
-¿A quién has visto?-Habló Araibi.
-Si te digo la verdad...-Miré hacia atrás.-No lo sé.
-¿Cómo no vas a saberlo estúpida?-Se bufó.-Pregúntale.
-Claro, ahora mismo corro hasta a él y le digo... Oye mira, es que no tengo ni puta idea de quien eres así que dime tu nombre por favor.
-Yo lo veo muy sencillo.-Se rió.-¿No te suena de nada?
-No.-Entrecerré los ojos.-Me pone nerviosa no saber quien es.
-¿Ya llegaste a la biblioteca?
-Estoy en frente.
-Vale, ahora nos vemos que le voy a decir a mi hermano que me lleve.
-¿Y tu coche?
-El jodido perro me abolló casi toda la parte delantera.-Dijo entre dientes.-Está en el taller.
Solté una carcajada.-Vale, vale.
-Hasta ahora.-Colgó la llamada.
Me senté en un banco con las piernas cruzadas. Tenía el móvil entre mis manos. Alzo la mirada. Un chico pasa delante de mi sin dejar de mirarme. Entrecierro los ojos. ¿Y este ahora quien es? Me sonríe mientras camina hacía atrás, sin dejar de quitarme ojo. Hice una mueca. Se giró y cruzó la calle.
Un coche toca el claxon.-¡________!
Di un pequeño salto al asustarme, me giré y era Jona, el hermano de Araibi.-Me asustaste ¿Sabes?
Me acercé a la ventana del coche y le di dos besos.-Eres una miedica.
-No seas malo Jona.-Araibi salió del coche.
-Estudien mucho.
Entramos en la biblioteca y nos sentamos en una de las mesas aisladas.
-Tía.-Saqué mi libreta de la maleta.-Antes un chico no paraba de mirarme.
-¿El mismo que te saludó?
-No,otro.-Gruñí.-Y no se por qué.
-Yo si.-Coge un trozo de papel y me lo enseña.
Era la foto que me dijo antes. Salía ella junto a mi en su casa. Llevaba un chándal horrible. Las zapatillas estaban desgastadas, el pelo cortísimo con flecos además de feo y unas gafas de pasta fina.
-Esa no soy yo.-Alejé la foto.
Intentaba no reírse.-¿Cómo qué no?
-Esa no soy yo.-Susurré.-Es un clon de mi muy feo.