Capítulo 40.
Entré a la casa de Jimin. Estábamos ya todos allí, menos J-Hope. Llegaría de un momento a otro, y me estaba poniendo nerviosa. Caminaba de una punta de la casa a la otra mientras los demás hablaban. Araibi había congeniado con todos, cosa que a mi me costó. Pero a ti te acosaban. Cierto.
—¿Qué te pasa?—Preguntó Suga.—Me estás poniendo nervioso.
—Nada.—Giré y volví a caminar. Miraba el móvil una y otra vez.
Al darme la vuelta, tenía a Suga demasiado cerca. Miré sus labios, y después a sus ojos sin saber qué hacer. Tenía mi cabeza inclinada hacia atrás, pero no sirvió de nada. Tiró de mi cuello para poder besarme. La puerta se abrió. Tardé en reaccionar. Miré hacia ésta, viendo que Ho Seok me mira con una sonrisa borrada.
Me limpié la boca, sin saber qué hacer. Creo que esta escena le acaba de molestar. Saludó con un movimiento de cabeza y se sentó en el sofá con los demás.
Cerré los ojos y entré a la cocina para coger una copa bien cargada de alcohol. Al volver con ellos, Suga hizo sentarme encima de él. Me cago en tu vida, Suga.
Al rato, J-Hope se levantó —Me estoy mareando.
—No llevas ni dos copas.—Susurré.
—Voy a salir a tomar aire.—Me miró unos segundos.
Deja la puerta media cerrada, para que luego pudiera entrar sin llamar a nadie. Me quedé minutos callada. ¿No quería decirme algo?
Sin hablar, me levanté y salí, cerrando la puerta. Me senté a su lado.—Hey.
—¿Estás con Suga?—Preguntó sin ánimos.
—¿Te importa?
—No, sólo es curiosidad.
—No, no estoy con él.—Suspiré.—Sólo es un juego, entre siete chicos y yo.
—Hasta que te enamoras.—Susurró algo que no entendí.
Entrecerré los ojos.—¿No querías decirme algo?
—Quería.—Me miró.—Ya otro día. Ahora no tengo ganas.
—Ho Seok...
—______.
—Ho Seok, no estoy de bromas.
—Creo que me voy a mi casa.—Me dio un beso en la mejilla.—Me encuentro mal.
—No voy a estar toda la vida esperando que me sueltes lo que piensas.—Me levanté, mirando como caminaba.
—Nadie te dijo que esperaras.—Gritó desde lejos.
Volví a sentarme en el suelo con las piernas encogidas. Apoyé mis codos en las rodillas y las manos enredándolas en mi pelo. ¿Qué quiere decirme? No puede ser tan difícil. Bueno, Ho Seok es un poco complejo. De amor no es, ya que no se ha enamorado nunca. Duele admitirlo.
Tenía tan pocas ganas de volver ahí dentro. Y menos con Suga de novio prepotente. Que no es mi novio ni es nada.
—¿No entras?—Jin se sienta a un lado, al otro Araibi.
—No.—Susurré en la misma postura.—Necesitaba estar sola.
—¿Qué pasó con Ho Seok?—Preguntó Araibi.
—Es un imbécil.—Suspiré.—Me quería decir algo, entró, vio besándome con Suga, y se fue.
Araibi y Jin se miraron entre sí.—Ya.
—Estoy harta de esto. Todavía entro y me follo a Suga.
—Follar no alegra las cosas.
—Alivia.—Miré a Jin.—Al menos un rato.
La puerta se abrió, asomándose Suga.—Nena, tienes la copa hace rato esperándote. ¿No entras?
Le miré cabreada.—Sí, estoy bien, gracias por preguntar.
—¿Qué te pasa?
—Nada, Suga. Nada.
—¿Quieres al menos un abrazo?
Cerré mis ojos, con las manos tapando mi cara. Suga se puso delante de nosotros, tiró de mi brazo y me dio un fuerte abrazo.
—¡Suga!—Gritó Jimin desde dentro.
Me besó la frente.—Ahora salgo.
(...)
Me fui a mi casa. No quería seguir allí, y Araibi se quedó conmigo en casa, durmiendo en la habitación mía ya que mis padres estaban de viaje de nuevo. Me acosté a dormir. Pero alguien aporreaba la puerta de la casa sin parar.
—¿Pero qué...?—dije levantándome.—¡qué ya va!
—¡Ábremeeee!
—¿Ho Seok?—Susurré. Abrí la puerta y lo vi apoyado en el marco.
Se rió.—Deja de dar vueltas.
—¿Estás borracho?
—No.—Contesté irónico.—Bue, quizás un poco.
—¿Qué quieres?
—Te tengo que decir lo que quería decirte antes.
—Tengo sueño.
—Te quiero.
—¿Qué?
—Que te quiero maldita sea.—Se acercó a mí y me besó con ternura.
—Ho Seok.—Me alejé.—Estás ebrio, sé que esto no tiene nada de coherencia.
—¡Es en serio! ¡Me he enamorado de ti!
Sonreí con ternura.—Los dos sabemos que eso no es verdad.
—Pero si lo es...
—Ven.—Tiré de sus manos.—Ven a dormir conmigo.
Le quité los zapatos y le tapé para acostarme al lado.—Te quiero.—Besó mi mejilla y me abrazó por detrás.
Tragué saliva. Miraba en la oscuridad al mismo punto mientras unas lágrimas se salían solas. Sabía que aquello que decía J-Hope no era verdad. Lo sabía. Pero era tan bonito escucharlo. Al menos... Al menos escuché esas palabras de sus labios. ¿No?
—Esté o no esté borracho, sigo diciendo que te quiero.
—Por favor, calla.—Sollocé.—Quiero dormir.
—¿Estás llorando?
—Ho Seok.
—Vale, buenas noches.—Suspiró.—¿No me piensas decir te quiero?
—Mañana te arrepentirás de que lo haga.
—¿Por qué?
Me giré para mirarlo.—Porque tu no me quieres, Ho Seok.
—¿Y tú a mí?
—Tampoco.—Sonreí falsamente.
—Eso duele ¿Sabes? Yo si te quiero.
—Ya me lo dices mañana ¿Vale?
—Pero quiero decirlo ahora.—Hizo un puchero.—Gavi...
—No.—Sentencié.—Duérmete.
—Pero yo...
—Ho Seok.
—Vale, vale.—Se dio la vuelta.—Como quieras.
Te quiero.