Capítulo 41.
—Buenos días.—Susurraron a mi oído. Arrugué la nariz, girándome a él.—Despierta dormilona.
Abrí los ojos con lentitud. Ho Seok se acercó a mi y dejó un pequeño beso en mis labios.—Hola.
—Ayer...
—No hace falta que digas nada.
—Pero ayer te dije te quiero porque de verdad lo sentía.
—¿Qué?
—Que te quiero, ______.
—¿De verdad?
—Sí...
—Yo, yo también te quiero.
—¿En serio?—Se le abrieron los ojos más de la cuenta. Asentí con la cabeza.—Yo pensé que solo querías sexo.
—No...
—Te quiero.—Me abrazó.
—Y yo.
—Ey.—Sacudieron mi brazo.—¡_____!
Me senté en la cama, con respiración pesada. Ho Seok estaba a mi lado, mirándome con extrañeza. Me tapé la cara. Solo era un sueño.
—Me cago en los putos sueños.—Sollocé.
—¿Por qué lloras?—Preguntó.
—Tenía una pesadilla.
—¿Y estás bien?
—Sí.—Sequé las lágrimas.
—Oye, respecto a lo de ayer...
Necesito escucharlo una última vez, por favor.
—Se que no estabas bien, estabas ebrio.
Suspiró.—Menos mal que me entiendes.—Sacó una sonrisa forzada.—Pensé que te gustaba.
—Ya sabes que no.
Por qué. Por qué cojones te conocí Ho Seok. Sólo me metes mierda en la cabeza. Me levanté con lentitud.
—¿A dónde vas?
—Al salón.—Bajé las escaleras. Vi a Araibi allí, con su teléfono.—Hola.
—¿Y esa cara?
—Lo descubrirás en seguida, tranquila.—Señalé con mi cabeza hacia las escaleras.
—Buenos días.—Dijo Ho Seok.
—Esta tía es gilipollas.—Susurró Araibi.—Hola.
—Anoche vino borracho diciéndome te quiero.—Me reí sin ganas.—Fue muy gracioso.
—Al menos te lo tomates a broma.—Me sonrió forzadamente.—Voy a hacer café.
—¿Te lo has tirado?—Preguntó Araibi.
—No, me dijo te quiero y le dije que se callara, pero tenía miedo que le pasara algo y lo dejé conmigo.
Negó con la cabeza.—Lo estás empeorando cada vez más.
—Me da igual.—Encogí los hombros. Caminé hasta la puerta, Jin estaba allí parado.—¿Qué haces aquí?
—No. ¿Qué haces tú con Ho Seok?