Capítulo 25.
Al bajar, vi que Ho Seok estaba con su móvil. Sigue con la foto que me sacó el otro día en el fondo de pantalla. Vale, ahora tengo ganas de llorar. ¿Por qué mierda me importa tanto que me tenga o no? Dios.
—¿No te gustó el polvo?—Preguntó Suga. Le miré extrañada.—Con la cara que pusiste.
—No, es que me vi .... Porque...—Suspiré.—El polvo estuvo bien.
—Es que...—Murmuró Jimin, recochinándose.
—No seas egocéntrico.—Le miré.—Que para eso ya está Suga.
—¿Ah?—Suga alzó su cabeza.—Eso no es verdad.
—No que va.—Contesta Jimin.
—Joder que si lo eres.—Añade Jin.
Empezaron una pelea. Yo estaba apoyada en la pared apreciando la discusión. Miré de reojo a mi izquierda, viendo como J-Hope se acercaba.
—¿Te quedan fuerzas para ir a mi casa?—Preguntó por lo bajo.
—Si puedes sacarme de aquí...—Sonreí.
Agarró mi mano y con pasos rápidos se acercó a la puerta, la abrió y la cerró al nosotros salir para luego entrar en el coche.
—Tu con tal de echar un polvo.—Me bufé.
No dijo nada. Encendió el coche y comenzó a conducir. No dijo nada... ¿No dijo nada? Miré por la ventana. Ya se que no es mi novio. Soy parte del juego de siete hombres. Pero, no sé, al menos se hubiera reído. No estamos juntos, pero si no le importara, le hubiera dado igual que suspendiera el examen... ¿No? No me hubiera dado abrazos... ¿No? No me hubiera ayudado cuando estoy mal... ¿No?
Quité mi camisa y me puse una blusa de botones dentro del coche. Guardé la de mi abuela dentro de la maleta y volví a mirar por la ventana.
—¿Por qué te cambias de camisa?
—Tenía frío, se había mojado.
—Ah.
Llegamos a la casa. Subí las escaleras hasta su cuarto y me senté en la cama. Él se acercó a mi y se tumbó encima mía, para besar mi cuello. Agarró mi blusa y en vez de ir desabrochando los putos botones, la rompió. Pero yo seguía en mi mundo, pensando. Así que no hice caso.
—Para,para.—Dije separándole. Cuando me había dado cuenta, mi blusa estaba en el suelo y el no llevaba pantalones.
—¿Qué pasa?
¿Cómo no me di cuenta? ¿Tan metida en mi mundo estaba?
—Ho Seok... ¿Que soy para tí?
—¿De verdad quieres que cont...?
—Si.—Le interrumpí.
—¿Per...?
—Ahora.—Sentencié.
Suspiró.—Eres los polvos que alegra mi día.
—Solo polvos.—Susurré.
—Claro, si me gustaras me alejaría de tí. —Se rió.—Espera... ¿Tu querías ser algo más?
—No por dios.—Sonreí.—Era solo... Para que dejaras claro que no eramos nada, porque me había asustado. Yo por tí no siento nada.
¿Así o más mentirosa?