Bailes de locos

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  Rose tomó una bocanada de aire al mirarse al espejo. Su cuerpo estaba envuelto en una toalla marrón y su cabello chorreaba todo el piso del baño. Estaba descalza y era una noche bastante calurosa para tratarse del baile en Navidad, aunque quizás solamente se debía a su desbocada temperatura corporal que acaparaba la percepción de su realidad.

Después de colocarse la ropa interior, no pudo evitar una sonrisa al observarse a sí misma, porque se sentía diferente. Tenía la sensación de que iba a ser una buena fiesta, así que se colocó el vestido azul que le había enviado su madre días atrás canturreando una canción de Los Trasgos. Una vez que estuvo lista, se atrevió a abrir la puerta: Rebecca estaba apunto de quedarse dormida encima de su litera.

-Pssssst, oye...

Zamarreó su brazo con insistencia y la muchacha espabiló a duras penas.

-Bueno, bueno-bostezó Rebecca y le ayudó con el maquillaje.

Su amiga llevaba un vestido dorado acompañado de dos trenzas como peinado, y un abrigo verde que le resaltaba el cabello arena y la piel aceitunada. Rose no se lo había dicho, pero agradecía al cielo el hecho de que Rebecca hubiera aceptado asistir al baile con James, para que ella pudiera invitar a Marcus...Marcus le producía escalofríos.

 -Oye, Rosie-le comentó Rebecca mientras esparcía polvos por su cara-¿Sabes con quién va Scorpius?

-Seguramente con Cassie o Debrah-se burló Rose.

-Seguro-coincidió Rebecca- ¿A quién crees que elegiría?

-¿Importa?-suspiró Rose tratando de imaginarse a Scorpius presumiendo a alguna de ellas.

Después de que ambas salieran de la habitación hablando entre susurros, alcanzaron a atisbar en la tenue luz de la sala común las figuras de sus acompañantes. Ambos entreabrieron la boca al verlas bajar de las escaleras, le ofrecieron sus respectivos brazos:

-Te ves muy bonita-le dijo Marcus en voz baja, para que sólo ella pudiera escuchar sus palabras.

-Tú...tú también te ves muy bien-tartamudeó Rose apretando su agarre.

Él le dedicó una sincera sonrisa antes de seguir a James y a Rebecca hacia el salón de Slughorn. Cuando Rose entró, apenas reconoció el lugar, el piso estaba hecho de algodón de azúcar y flotaba diamantina por todo el lugar, y entre la masa enorme de estudiantes se desplegaba un escenario en el que se encontraba Celestina Warbeck cantando una estridente balada. Estaba plagado de celebridades; Rose reconoció inmediatamente a Freddy Mercury riéndose junto a la profesora McGonagall.

-¿No estaba muer...?

-¿No creerás que era un muggle o sí?-dijo Marcus acercándose un poco más a ella debido a la oleada de gente, Rose soltó una risa nerviosa.

-Tienes razón-concedió dejando que la condujera hacia el profesor y los demás.

-Mira, ahí están algunos de los gerentes de Gringotts-Marcus apuntó a un grupo de duendes.

-Sí, genial-Rose observaba en silencio las referencias que hacía Marcus mientras buscaban al profesor.

-¡ROSE! ¿ESE NO ES...?

-¡TÍO HARRY!-gritó Rose a un adulto que vestía un abrigo esmeralda, llevaba el cabello despeinado y una clásica cicatriz. Él se acercó a abrazar a su sobrina con ímpetu.

 -Él es Marcus-Rose señaló a su acompañante, que parecía de piedra.

-Hola, Marcus-dijo amablemente su padrino estrechando la mano del fornido chico.

Mal...foyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora