Asuntos apremiantes

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Rebecca soltó una risotada.
-A ver si entiendo...entonces¿Slughorn le habló maravillas de ti a Malfoy?
Rose chasqueó la lengua indignada:
-¡Todo es culpa de esa prueba ridícula!
-¿Y qué respondió cuando le preguntó si estaba enamorado de ti?
-En realidad me fui corriendo de rabia antes que tener que aguantar sus burla...¡Eh, Marcus!
El muchacho caminaba hacia las dos chicas con una sonrisa perezosa dibujada en los labios:
-Oye, Rose, James quiere que ensayemos para el partido de la próxima semana
-¡Es cierto!-Concordó Rose poniéndose de pie, era sábado y estaban en el gran comedor a la hora de desayunar.
-¿Vienes?-Marcus torció una mueca en dirección a Rebecca.
-Tengo un tema que ver con el Profesor Longbottom-Rebecca suspiró tomando los libros de la mesa.
-¿Te metiste en algún lío?-Saltó Rose con irritación.
-Soy su asistente en el club de botánica con los de primer año-replicó haciéndose la ofendida-Como osas...
-De todos modos, buena suerte-le dijo Marcus afablemente y cuando Rebecca se marchó, a Rose se le escapó una risita. Marcus rodó los ojos con diversión y ella invocó el uniforme de quidditch con la varita, una vez que volvieron en el campo, le indicó a Rose donde estaban los vestidores en unas enormes carpas adornadas con el estandarte de Gryffindor.
La muchacha entró en la carpa de actitud campante, lo cual no le duró mucho; porque frenó en seco, y se impresionó tanto que no su voz no emitió ni un grito.
Scorpius estaba de espalda con el torso completamente desnudo, y su cabello rubio revoloteaba alrededor de su cuello.
Rose observó su piel pálida firmemente adherida a los músculos no exagerados pero bien existentes de su espalda. Tenía una mancha de nacimiento en forma de anillo al final de su torso que era color miel, y visto de lejos podría dar la impresión que tuviera tatuado un anillo de oro, pero Rose no lo estaba.
Se volteó rápidamente antes de avanzar a toda velocidad hacia la otra carpa anexa (la que debía ser de chicas) y se metió en ella con el estómago burbujeante. Sintió una especie de marea cálida que avanzaba por su cuerpo envolviéndolo, sacudió la cabeza ensimismada y comenzó a vestirse.
Rose meditó unos instantes. Debería estar desfalleciendo de vergüenza pero ni siquiera sentía que se ruborizaba. Una parte de ella incluso sentía el extraño deseo de seguir observando su amplia espalda, y contar el número de venas azules que se asomaban en sus brazos.
Una risa subió a su boca y no intentó detenerla ni de casualidad, a veces pensaba cada estupidez que no podía evitar sorprenderse a ella misma.

Cuando terminó de abrocharse las botas y salir al campo con la escoba balanceándose en sus dedos:
-Vale, ahora que estamos completos-James la miró acusadoramente-Vamos a empezar, el partido que viene es contra Hufflepuff, Rose.
El equipo soltó bufidos y pifias por lo bajo.
-Y, odio decirlo-continuó James-pero el buscador de su equipo es
Wendy.
Rose recordó a la corpulenta chica de séptimo año que había jugado en los partidos anteriores y tragó saliva.
-Ya lo sé-James suspiró-Tienes que practicar la velocidad, y por eso es que vas a ensayar conmigo.
Rose no protestó y mientras el equipo ensayaba las otras habilidades, Rose se pasó persiguiendo a James por el campo entero; le atrapó al cabo de 10 minutos, jadeante y con la cabeza palpitándole.
-Es tu única ventaja-replicó James-Wendy es bastante fuerte y buena bloqueando, pero puedes explotar tu rapidez.
Rose asintió gravemente. Su primo le propinó palmaditas en el hombro y practicaron hasta que vino la hora de almuerzo.
El equipo entero estaba mojado en sudor y sólo se escuchaban los gritos de Debrah junto a Cassie y algunas niñas de años menores animando a Scorpius.
-Buen trabajo-anunció James al grupo-El próximo ensayo es mañana en la noche, la directora McGonagall no se ha opuesto.
Rebecca llegó corriendo hacia donde estaban y miró a Rose exhausta:
-Creo que estoy demasiado tarde-sonrió-pero por eso te he traído zumo de fresa y ropa de cambio.
Rose le agradeció con un enorme abrazo y Marcus sonrió acercándose:
-¿Cómo te fue?
-Bastante bien-Rebecca se rió tratando de quitarse a Rose de encima-¿A ti también, no?
Marcus asintió con mucho más ánimo.
-¿Qué te dijo el profesor Longbottom?
-Mañana tengo que quedarme también, pero estamos recién empezando...-Rebecca se enfrascó en una conversación y Rose solamente bebió el jugo desesperadamente, al otro lado, Cassie le daba a Scorpius una enorme toalla rosa chillón, que él aceptó a regañadientes antes de marcharse a los vestidores.
Rose sintió una punzada en el estómago al acordarse de su espalda y miró a Cassie y a Debrah que sonreían.
¿Apuesto a que ellas nunca lo habían visto, verdad?
Ese pensamiento la hizo sentirse extraña así que decidió que era mejor no volver a acordarse de eso.
Scorpius era una persona indudablemente rarísima.
-¡Te acompaño!-irrumpió James la charla de Rebecca y Marcus, ella arqueó las cejas.
-¿No me acompañas cuando te pido y ahora...?
-Nos vemos-James le sonrió a Marcus jalando a Rebecca del brazo -¡Oye, Rosie!
*
-Estás chiflado-le dijo Rebecca más tarde cuando entraron en el gran comedor y empezaron a almorzar.
James se encogió de hombros y rió por lo bajo caminando hacia Fred y su grupito de bromistas.
Scorpius entró en la sala cuando Rose estaba en el postre, traía el labio amoratado.
-¿Qué le pasó?-cuchicheó Rebecca asombrada y Rose se acordó de el par Slytherin.
-No tengo idea.
Scorpius la miró unos segundos desde el otro lado de la mesa y fijó la vista en el plato despreocupado.
-O quizá sí-le susurró Rebecca divertida.
Pero Rose pensó que no tenía nada de divertido. Sé sentía culpable, imaginó el cuerpo de Scorpius amoratado, y su estómago le dio un vuelco de consciencia.
Tenía que pagárselo uno de estos días...
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Mal...foyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora