—Jade, Jade Malfoy—la voz de la profesora Mcgonagall clamó el nombre de la chica con ímpetu.
La chica de cabellos blancos y brillantes ojos azules soltó un bufido. ¿Por qué la estaría sacando la directora en medio de defensa contra las artes oscuras? ¿No se supone que algo así no debería ocurrir más aún cuando solo faltaba un año para salir del colegio?
Jade agitó la varita rápidamente, la escondió en la manga de la túnica, y sus botines resonaron por el piso de madera cuando abandonó el aula. Sus compañeros todavía murmuraban cuando cerró la puerta tras de sí. ¿Acaso no bastaba con ser la única Malfoy que había pisado Ravenclaw en la historia de la humanidad? Jade no tenía la mejor pinta cuando miró a la profesora. Sin embargo, la directora sonrió.
—¿Como iba la clase?—le preguntó mientras avanzaban por el pasillo.
—Aburrida—Jade soltó un breve suspiro. Era la mejor de su generación, y la profesora tenía una debilidad especial por ella. Jade estaba segura que debía de recordarle a Hermione Granger, pero ella no era hija de muggles y no vivía aventuras tan maravillosas.
—Apuesto a que te ha ido muy bien—McGonagall la miró de reojo y su sonrisa se agrandó—Sacaste las mejores notas de la promoción, Jade.
La chica se encogió de hombros. Se sentía orgullosa, pero por algún motivo, siempre le había dado vergüenza que las personas la alabaran demasiado por eso. Sin embargo, se permitió sonreír por primera vez en toda la mañana.
Cuando por fin llegaron al despacho de la directora, este no estaba vacío, había alguien más allí. Los ojos de Jade brillaron y sus mejillas se encendieron, de repente, sintió deseos de abrazar a la directora.
—Albus me ha preguntado si podía pasar a verte hoy—McGonagall carraspeó mirando al joven Potter que tenía la mirada distraída y un aspecto un tanto desaliñado—Así que puedes pasar el resto de la tarde con él, Jade. Estás libre de tus asignaturas, pueden irse.
Jade asintió con el corazón galopando en su estómago. Albus le dió las gracias a la profesora y muy pronto ambos se internaron en los terrenos de Hogwarts.
—No pensé que ibas a venir—Jade le propinó una mirada intensa: le había crecido barba. ¿Cuantos años tenía? ¿27? ¿30? ¿O tenía menos? Ya no lo recordaba.
—Dijiste que querías verme—comentó Albus con tranquilidad.
—¿Algo nuevo en el trabajo? ¿Alguna chica?—preguntó Jade tratando de no parecer desesperada.
—No—replicó él cortante.
—Te ves muy mayor—susurró Jade azorada.
Albus sonrió un poco.
No se habían visto desde hace meses en Navidad, desde que Jade, la bruja más inteligente que pisaba Ravenclaw, había decidido besarlo tontamente debajo del muérdago. Tontamente. Albus era un hombre, y era obvio que rozaba la demencia conservar ilusiones sobre el futuro. Pero ningún chico de la escuela podía sacarle a Albus Potter de la cabeza. Todos le parecían unos niñatos inmaduros, y solo él parecía entenderla.
—¿Ningún novio?—la voz ronca de Albus perforó sus oídos.
—Ninguno—susurró Jade con una reprimida adoración.
—Pero si estás preciosa—comentó Albus con amabilidad. Jade no dejaba de pensar en su cabello, en sus manos o en Draco Malfoy. ¿Como tomaría su sobreprotector padre, que había tenido que soportar que su primogénito se comprometiera con una Weasley, que su niñita suspirara por un Potter a lo menos 10 años mayor que ella?
Albus comenzó a parlotear sobre Scorpius y Rose. Jade asentía entusiasmada, a su hermano solamente le tocaba escoger ya el lugar de la boda y se celebraría el matrimonio.
—Rose me ha dicho que te entregara esto—bostezó Al entregándole un paquete de golosinas lleno de ranas de chocolate y una carta de su futura cuñada.
Jade tomó el paquetito entre sus manos y sonrió pensando en lo feliz que se encontraba su hermano con esa pelirroja. Incluso había estado imaginando la boda: ella caminando con un vestido blanco de seda con una flor en el tocado que combinase con su cabello naranja, pétalos flotando por los aires y mucha cerveza de mantequilla. Bebería hasta embriagarse y hasta silenciar tanto su sentido común como para darse el coraje de declararse a Albus, era un buen plan.
—Malfoy—la llamó él y Jade clavó la vista en sus ojos verdosos. A veces a Al le gustaba llamarla así, lo decía con cariño, como si la palabra no le causara rechazo, como si sus padres nunca se hubiesen llevado mal. Como si Harry Potter no hubiese repudiado a Malfoy y a Slytherin algún día.
Pero Albus tampoco pertenecía a Gryffindor, Albus era un Slytherin. Albus no era muy bueno encajando. Jade menos.
—Me tengo que ir—dijo Albus con tono neutral.
Jade se escandalizó ante la indiferencia. ¿Qué esperaba ella, un abrazo? ¿Un beso como el de Navidad? Se escandalizó tanto que cuando quiso frenar el vómito de palabras ya fue demasiado tarde.
—No te vayas. No quiero que me dejes sola, Albus. No quiero que vayas a trabajar y a olvidarte de mi. No quiero que pienses que soy una niña, que solamente lo de Navidad fue una estupidez y que esto es platónico—Jade apretó los ojos asustada, pero no se detuvo—Te conozco lo suficiente como para quererte, Al. No te vayas.
Albus no dijo nada. Simplemente se quedó mirándola, como si no supiese que responder ante esa improvisada declaración. Probablemente no sentía deseos de responder. Quizás solo quería dejar a Jade sola con sus pensamientos.
Pero eso solo eran probabilidades absurdas. Porque Albus Potter nunca la dejaria sola. Nunca ni aunque tuviese que seguirla hasta el fin del mundo, aunque fuese una Malfoy, aunque fuese indiferente, aunque fuese insegura y dura. Los Potter y los Malfoy estaban destinados a aguantarse desde hace mucho tiempo.
Jade lo sabía, Albus también. Por eso es que solo se permitió sonreír.
—Jade, eres muy pequeña para entender muchas cosas—susurró cansado y sereno—eres muy pequeña incluso para entenderme a mi. Ni siquiera estoy seguro de que si empezamos algo tenga futuro, si te soy sincero. Ya sé que eres la chica más inteligente y madura de tu edad, pero me temo que quizás no sea lo correcto.
Jade no se atrevió a mirarlo después de esto.
—Pero—Albus besó la frente de la chica y la estrechó entre sus brazos—¿Desde cuando me ha importado hacer lo correcto?
—Creí que te importaba—Jade no entendía nada.
—Creí que yo no te importaba a ti—Al sonrió—pero la gente se equivoca. Y no voy a cometer el mayor error de mi vida al dejarte.
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SI TE DIGO QUE ACABO DE PUBLICAR DESPUÉS DE 84 AÑOS DE ACABADO EL FANFIC ¿COMO TE QUEDAS?
WOWOWOWOBueno, hice este especial con muchisisimo amor. Les advertí que publicaría cuando menos se lo esperarán y pues aquí estoy. Ya sé que es completamente diferente al plan Scorpius-Rose creo, pero es que llevaba tiempo queriendo escribir algo como esto y necesitaba un poco de droga (droga=escribir cursilerías).
Espero que estén teniendo un excelente 2017, y me gustaría que me comentaran que les pareció el especial =)
NOS LEEMOS, XOXO! <3
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Mal...foy
Fanfiction"¿Qué está mal contigo?" En su quinto año en Hogwarts, Rose Weasley todavía no asimila el hecho de que Scorpius Malfoy este en Gryffindor. Frío y reservado, de sonrisas egocéntricas y un carácter bastante burlón, irritará épicamente a Rose cuando am...