2

1.8K 116 32
                                    

chapter two

— ¿Nos dejarás ir, así sin más?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Nos dejarás ir, así sin más?

Scott y yo íbamos caminando junto con Araya a la salida de su gran casa. Aún no podía creer que aquella mujer, una cazadora bastante conservadora en sus métodos de tortura y eliminación de hombres lobo, estuviera dejando ir a tres lobos, una mujer coyote, una kitsune y una banshee. Todo un grupo de sobrenaturales.

— Bueno, digamos que he mandado a cuatro hombres al lugar donde se rumora que está Kate y ninguno ha regresado así que esperaba que ustedes lo hicieran— diciéndolo de ese modo, era como mandarnos a una muerte segura.

— Pudiste haberme dicho que estaba viva— le dije un tanto molesta porque ella sabía mucho de mí y aún así me mantuvo aquí por tanto tiempo, cuidando que no obtuviera nada de información.

— Aunque no lo creas, estaba preparándote para eso— la miré atentamente esperando encontrar algún rastro de mentira pero no vi nada—. Siempre supe que eras la hija de Jonathan y Jennifer Argent y por eso te acepté en este lugar y te di todo lo necesario para que te defendieras como cazadora pero sólo porque se lo debía a tu padre, que en paz descanse. No estoy de acuerdo en que seas una loba pero tus padres son los que han hecho que te mantengas con vida.

— ¿Por qué se lo debías?— le pregunté curiosa y asombrada.

— Eso ahora no importa pero algún día lo sabrás— miró esta vez a Scott—. El día que muerdas a un inocente, cruzaré la frontera para ir a tocar a tu puerta y darte tu merecido, ¿me entiendes?

Me reí entre dientes y Scott asintió algo nervioso.

— ¿Y cómo se supone que daremos con el lugar en dónde está Kate?— preguntó Scott intentando cambiar de ese tema.

— Ahí viene su guía.

Volteé hacia el sonido familiar de aquel auto. Dean había regresado en su Impala.

Scott y yo caminamos hacia afuera del portón de uno de los costados de la casa y ahí estaban los chicos recargados en el Jeep, junto con Zayn. Les sonreí a todos, mirándolos de uno por uno, pasando con más lentitud la mirada en Malia y me dio un escalofrío cuando vi en ella el rostro de papá. Mi atención fue interrumpida con el abrazo que me dio Stiles.

— Te extrañé mucho— murmuró y luego de un momento en que pareció sopesar algo, agregó—. También extrañé a Dean.

Me reí cuando nos separamos y lo vi sonrojado en especial cuando el Impala se estacionó a un lado de nosotros y Dean bajó de este, acomodándose la chaqueta y observando a todos los presentes. Si mi olfato y sentidos no me mentían, podía jurar que aquí olía a puro deseo.

— ¿Tenemos visitas o están aquí en busca de problemas?— preguntó Dean serio.

— ¿Quién es él?— Malia miraba a mi hermano como si estuviera a punto de comérselo pero no en un sentido literal.

Corriendo con lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora