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chapter thirty seven

Parpadeo una y otra vez, esperando que con ello quite el sueño que aún tengo porque necesito levantarme de la cama para poder con todo lo que me espera

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Parpadeo una y otra vez, esperando que con ello quite el sueño que aún tengo porque necesito levantarme de la cama para poder con todo lo que me espera.

Hoy es el gran día. Admito que creí que nunca llegaría pero no porque no lo quisiéramos sino porque el destino había conspirado en varias ocasiones para que el día se pospusiera una y otra vez. Pero no hay día que no llegue ni plazo que no se cumpla.

Diciéndome a mí misma que es hora de mover mi trasero de la cama porque nadie más lo hará es que tomo la iniciativa hasta salir de la recámara completamente bañada y con ropa deportiva que servirá en tanto me arreglan. Sí, Lydia decidió que ella me arreglará porque yo no sé nada del buen gusto en maquillaje, peinado y demás.

— Buenos días— saluda Dean desde la cocina de donde sale un buen aroma aunque de pronto me da náuseas pensar en comida—. El desayuno está listo así que siéntate para servirte.

— No tengo hambre, gracias.

Dean asoma la cabeza por la puerta de la cocina para darme una de sus miradas asesinas, de esas que suele dar cuando va de cacería o alguien se ha atrevido a tocar a su Stiles, por no decir su Impala.

— ¡No me pasé haciéndote el desayuno por nada!

— Dean, no le hables así a tu hermana— Deucalion ha salido de la cocina con una taza entre las manos. Huelo perfectamente el olor de la tila, la manzanilla, la miel y el limón. Cuando la pone frente a mí siento el vapor del té llegando hasta mí—. Toma esto, te hará bien para los nervios.

— Gracias— le agradezco tomando su mano. Deucalion se acerca y deja un beso sobre mi frente; lo detengo antes de que se vaya y se lo devuelvo en la mejilla. Sonríe—. ¿Sabes? Te pediría que me entregues en el altar pero si lo hago, Dean me matará— Deucalion se ríe en tanto asiente dándome la razón—, pero quiero que sepas que lo haría porque eres muy importante para mí.

— Lo sé, nena— dice con cariño, acercando más la taza a mí—. Tómatelo que se enfría.

Deucalion regresa a la cocina y Dean sale de esta con dos platos de comida; uno lo deja frente a mí y el otro en la silla de enfrente. Al poco rato sale Deucalion con otros dos más y los acomoda en la mesa.

— ¿Alguien más viene?— pregunto en tanto inspecciono el desayuno muy al estilo de Dean: huevo y tocinos, con unos hot cakes repletos de jarabe de maple.

— Ajá— responde Dean antes de beber de su taza. Es café intenso.

— ¿Puedo saber quién?

— Hola princesa.

Abro mucho los ojos al ver a Peter parado en el umbral de la entrada principal. Me levanto de un salto y corro hacia él como cuando éramos una familia, un poco rota y pequeña, pero que era suficiente para sentir el amor verdadero.

Corriendo con lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora