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chapter fourteen

— Este lugar me gusta mucho

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— Este lugar me gusta mucho.

Derek manejó una media hora antes de poder llegar a la costa de California. La playa estaba tranquila, con el mar llegando a la orilla con suaves oleajes y el viento refrescando el clima. Eran casi las seis de la tarde y el sol cada vez calaba menos.

— Sabía que te gustaría— me respondió Derek, sentado a un lado de mi, en la arena. El agua fresca nos cubría a cada instante pero no importaba que nos mojáramos pues traíamos traje de baño—. Además tenía ganas de verte así.

— ¿Así cómo?— le dije un poco sonrojada y él se rió.

— No me refiero a lo que estás pensando. Quiero decir que hace mucho que no te veía así de relajada, feliz, serena, ya sabes, eso que desde hace mucho perdimos— Derek suspiró—. Quiero que esto acabe pero no quiero que lo haga de la peor manera.

— Tú sabes perfectamente lo que va a pasar, ¿cierto?— levanté un poco mis piernas de manera que pude apoyar mi barbilla sobre mis rodillas, intentando abrazarme a mi misma—. Sabes que no puedes mentirme, sé cuando lo haces.

Derek se colocó frente a mí, tapando la vista del mar.

— Quiero ser completamente claro contigo, decirte todo sin necesidad de decírselo a nuestro bebé para que tú lo escuches— suspiró y tuve que pasar el nudo que se había formado en mi garganta—. Voy a morir— cerré los ojos con fuerza al escuchar a Derek decirlo tan seguro y tranquilo. Los ojos ardían bajo mis párpados y supe que estaba a punto de llorar—. Sé que no hay vuelta atrás, y no es que esté resignado sino que simplemente sé que esto no va cambiar por más que luche contra ello.

— No estás muriendo— le aseguré con todas mis fuerzas, abriendo los ojos y sintiendo una rabia correr por todo mi cuerpo.

— ¿Cómo lo sabes?— ese pequeño tartamudeo en la voz de Derek me hizo bajar mis rodillas para poder acercarme a él, tomar su rostro entre mis manos y verle directamente a los ojos.

— Porque yo nunca permitiría que eso pasara— la determinación en mi voz me hizo creer en mí misma y que algo de pronto hiciera click en mis pensamientos. Algo, muy en el fondo, me gritaba que esto iba a salir bien, sin tomar en cuenta que esto se debía a mis sentimientos por Derek, a mi deseo de que el hombre de mi vida se salvaría y que no debíamos temer por nada.

Derek me acercó a él, rodeando con sus brazos mi cintura. Pegó su frente con la mía por lo que cerré los ojos en la espera de sentir más su cercanía. Sus emociones eran un torbellino, que iba desde el nerviosismo hasta el amor profundo y eso me acariciaba el alma.

— Te amo Sandra y es por eso que quiero que todo lo sepas de mí y de nadie más— su cálido aliento golpeó mi rostro y suspiré—. Yo sé que mi hora está a punto de llegar, quizá mañana, quizás en este momento, no lo sé, pero lo único que puedo decir es que está vez no habrá vuelta atrás porque soy completamente humano— abrí mis ojos para encontrarme con los suyos, con un intenso color verde que hizo que me diera un escalofrío—, y lo único que quiero es que ambos estemos siempre juntos, aunque no sea en cuerpo y alma, o que uno esté aquí y el otro en lo que haya después de la vida.

Corriendo con lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora