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chapter nine

chapter nine

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Despierto. No sé si he despertado por no sentirle en la cama o porque siento el frío de su ausencia.

Abro los ojos lentamente, sintiendo la pesadez de los parpados por lo adormilada que estoy pero es que necesito saber el por qué de que Derek no esté durmiendo a mi lado. Me obligo a enderezarme y al girar mi cuerpo a la izquierda, lo veo dormido en el sillón azul que tenemos en la habitación.

Recuerdo que cuando llegamos a casa me fui directo a la cama que compartimos pero él dijo que se quedaría despierto porque necesitaba poner a lavar algunas prendas porque no tendría para mañana así que no puse objeción y me fui a descansar. Ahora me doy cuenta que Derek no regresó a la cama pero la pregunta era ¿por qué?

Me bajé de la cama y con pasos lentos y silenciosos me fui acercando a Derek. Tenía la respiración lenta en señal de estar dormido así que logré llegar hasta él sin que me percibiera. Lo que sí percibo yo es un olor a sangre y sé que no ha sanado de la herida de bala; luego de que la recibiera en el hospital, por protegerme, sólo sacó la bala del agujero y no quiso que nadie lo tocara. Derek sabe que están pasando cosas en él que cada vez lo vuelven más humano pero está reacio a aceptar que eso es real.

Suspiro con cansancio.

Me pongo de cuclillas a un lado de él para poder tomar la orilla de la camiseta interior con la que duerme y levantarla poco a poco. Lo primero que veo es el agujero donde entró la bala y que está rodeado por una mancha roja de sangre seca. Se ve que ha sanado pero nada comparado con el tiempo que ha pasado desde la agresión y la habilidad que, se supone, tiene un hombre lobo para curarse.

Sus manos de pronto sostienen las mías y doy un respingo del susto de que despertó sin previo aviso.

— ¿Qué haces?— pregunta Derek con la voz ronca de que acaba de despertar. Me mira inquisitoriamente pero detrás de aquella mirada sé que se divierte de haberme asustado.

— Me desperté porque no te sentí en la cama y cuando me acerqué a ti, olí la sangre de tu herida así que la estaba revisando— le expliqué como habían pasado las cosas y él sólo asintió.

— Algunas heridas sanan pronto y otras tardan más...

— Y algunas dejan cicatrices— le interrumpí—, pero sabes perfectamente que eso no pasa en alguien como nosotros— tuve que tomar aire y soltarlo con fuerza para calmarme porque sabía que algo no estaba bien pero no podía ponerme histérica o algo así—. Derek, ya sé que me contaste sobre tu pérdida de poder pero esto ya está yendo más allá— zafé una de mis manos de su agarre para acariciar su mejilla, pasando las yemas de mis dedos por el crecimiento de su barba—, ¿qué es lo que realmente te está pasando?

— Estoy bien— contestó secamente antes de girar su cuerpo en el sillón de manera que me dio la espalda, acostándose de lado.

Si él no quería decírmelo, era porque de verdad la estaba pasando mal.

Corriendo con lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora