Corriendo con lobos

27

chapter twenty seven

Derek's POV

No tengo ni la menor idea de cómo llegué aquí.

Hay una mezcla de imágenes borrosas en mi cabeza que me hacen sentir mareado pero debo concentrarme para saber qué pasó y por qué estoy en este lugar.

Lo primero que logro distinguir es haber salido a caminar. Sí, necesitaba tomar aire luego de que Sandra parecía querer pelear. Creo que las hormonas la ponen de ese modo ya que a veces llora de la nada o se pone muy cariñosa y esta vez encontraba cualquier pretexto para enojarse y decidí zafarme de aquello saliendo a la calle a caminar un momento esperando que ella lograra calmarse. Pero parece que no volví.

¿Qué pasó después?

¡Oh sí! Me encontré con Stiles. Estaba en medio de la nada con el Jeep apagado porque parecía no querer seguir funcionando así que decidí ayudarlo con su tesoro y... ¿Quiénes son esos jinetes que aparecen en medio de una neblina?

Venían hacia nosotros a todo galope por lo que intenté salir de ahí y llevarme a Stiles conmigo a pesar de que él no quería alejarse de su auto. Habíamos corrido un buen tramo pero no pareció suficiente porque de pronto nos alcanzaron, rodeándonos y sintiendo tan cerca los alientos de los caballos, embravecidos y con un aroma a muerte que me erizó la piel.

Y ya no recuerdo que pasó luego de aquello. Quizá me desmayé o me hicieron perder el conocimiento.

— ¿Derek? ¿Dónde estamos?— Stiles está a un lado de mí y luce igual de desorientado que yo.

No sé cómo responder a su pregunta porque en realidad no sé dónde demonios estamos.

Miro a mi alrededor para inspeccionar el lugar y con sorpresa veo que se trata de una estación de tren. ¿Pero qué carajos? Este lugar se ve lúgubre, como si tuviera mucho tiempo sin la luz del sol, tan opaco, al igual que las personas que están a nuestro alrededor. Son grises, tristes, perdidas, igual que nosotros.

— No sé, Stiles— le respondo luego de mi análisis y eso parece quitarle la poca esperanza que tenía.

— Yo podría responderles eso— se oye una voz que hace eco. Nunca había escuchado esa voz en ningún lugar antes pero en el fondo sabía que la conocía aunque no sé de qué manera. Busco de dónde proviene y veo un ventanal donde está un hombre con una expresión burlesca.

Stiles se levanta rápido y se dirige hacia allá. Yo lo sigo.

— ¿Dónde estamos?— vuelve a preguntar Stiles y la sonrisa en el rostro del hombre se ensancha.

Cuando veo sus grandes ojos castaños viene a mí el recuerdo de Sandra mirándome fijamente...

— Jonathan Argent.

— No sabía que me conocías, Derek Hale— se rió—, pero es bueno que conozcas quién es tu enemigo, tu verdadera pesadilla.

— Tú hiciste todo esto, ¿verdad?— me siento muy enojado, con la rabia subiendo como agua en ebullición pero mantengo mi cabeza fría para escuchar lo que tenga que decir antes de matarlo.