En ocasiones debemos correr para protegernos, no importa que estemos dentro de una manada porque puede ser que los lobos estén en peligro...
~Cuarta temporada de la Saga Lobos~
| No se acepta el plagio. Todos los derechos para Jeff y para mí. Respet...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Derek, alguien toca la puerta— murmuro con los ojos entreabiertos, sintiendo aún el sueño atrapado entre mis pestañas que hacen que mis parpados no se abran por completo. Escucho a Derek gruñir y sé que no se levantará—. Bien, yo iré.
Doy unos pasos hacia la salida pero su pesada voz me detiene.
— Recuerda que estás desnuda.
— Gracias por el dato— mascullo recordando el resto de la noche, o más bien madrugada, que pasamos. No me podía quejar pero me gustaba hacer enojar a Derek haciéndole creer que me molestaba el no haber descansado cuando se lo pedí. Lo había disfrutado tanto como él.
Cuando me pongo ropa limpia y bajo hasta el loft, abro la puerta principal para encontrarme con Lydia y el oficial Jordan Parrish, aunque este no viene uniformado así que creo que viene en calidad de civil. Los dejo entrar, algo sorprendida de que ambos estén aquí y a esta hora: las seis de la mañana.
— Creí que aquí vivía Derek— menciona Parrish, escrutando el lugar con mucha atención. Luego me mira—, y no tú. Sandra, ¿cierto?
— Sandra Argent, sí— me presento de manera oficial y él asiente amablemente—. Derek y yo vivimos juntos, somos pareja.
— ¿Esposos?— Parrish alzó una ceja con algo de sorpresa y le sonreí.
— Muy pronto— ese fue Derek bajando las escaleras, cambiado, y de muy buen humor. Me preguntaba por qué.
No, en realidad no.
Lydia tenía cara de que algo que tenía que decir a eso se había atorado en su garganta. Sus ojos parecían desorbitados pero no entendía por qué. ¿Acaso se le hacía raro que 'el siempre soltero, alejo a todos los que me rodean' Derek nunca se iba a comprometer con alguien? Pues ese día había llegado hace poco.
Estoy gritando internamente.
— ¿Y a qué debemos su visita?— continua Derek, ignorando todo lo que puede estar pasando por la mente de todos los presentes.
— Encontramos la segunda clave que descifró otra parte de la lista de muerte— dijo Lydia, en tanto sacaba un papel de uno de los bolsillos de su suéter, para luego extendérselo a Derek—. La clave fue "Aiden".
El silencio reinó. Nadie fue lo suficientemente fuerte como para decir algo al respecto, en especial cuando Aiden estaba en nuestra memoria porque dio su vida a cambio de las nuestras.
Derek desdobló la hoja y pude ver los nombres en esta. Un nudo se formó en mi garganta cuando vi el nombre de mi beta en esta segunda parte de la lista.
