Narra Emily
¡Cierto me olvidaba de Camila! Claramente, me hizo reaccionar... ella no puede ir, pero podemos hablar con la vencina que es la amiga de ella y seguro va a aceptarlo.-Te quedas con la vecina- le dije sonriendo tiernamente.
Sonrió y me miró malévola.
-Pero con una condición me quedo con ella...- dijo mirándome y a mi hermano.
La fulminé con la mirada y posé mis ojos en mi hermano. Él debería arreglar las cosas para eso es el mayor. Pero está enojado y lo noté... es muy fácil notarlo enojado. Se tensa y entreabre la boca dejando escapar aire en señal de frustración. Además de que su rostro se torna rosado tras la fuerza que hace apretando los dientes y tensando los músculos.
Iba a hablar pero lo interrumpí.
-¿Qué querés?- dije soltando el aire para tranquilizarme.
-¿No te alcanzó con que tu hermana casi se mate por ir a comprarte helado?- dijo Thom todavía furioso y ahora yo fui la que se tensó pero no por enojo sino por nervios.
-No me lo quizo comprar solo a mi- contestó cortante.
Le hice una seña para que dejara el tema.
-No importa eso... ya pasó, simplemente decinos que es lo que querés y vemos si te lo cumplimos- dije mirándola bufando.
-Voy a ir a la casa de Caroline, sólo si me prometen que van a limpiar mi habitación y ayudarme con la tarea durante un mes- dijo sonriendo pícara.
No puede ser...
Nos quedamos viéndola sorprendidos.
-Si- dije agachando la cabeza y bufando.
-¡Bien!- dijo Thomas mirándola furioso.
-Chicos vayan a empacar- les dije sin siquiera mirarlos.
Pero Seamus no se fue, se acercó a mi y me tomó de la cintura desde atrás. Yo sólo sentí sus manos y sabía que era él.
Camila posó su mirada en nosotros y Seamus me abrazó para safar de su mirada y que no lo notara.
Thomas nos vio y al fulminarnos se dio la vuelta subiendo las escaleras.
Camila lo siguió pero vimos que desapareció, dejándonos solos.
Agradecí a mi hermano, ya que si no fuese por él Camila estaría acá.Se acercó y sonreí. Tenía que mirar hacia arriba para verlo. Su sonrisa me hacía muy bien. Lo amo, siento que mi pulso se acelera y mis nervios aumentan como la primera vez que nos acercamos tanto. Recuerdo ese día como si hubiese sido ayer. Fue hace algunos años y en ese momento nosotros no sabíamos que algo pasaba, que algo estaba pasándonos. Y después de eso no volvimos a vernos hasta ahora, la sorpresa que me llevé cuando llegó.
Ahora sentía que mi corazón iba a salirse de mi pecho. Y él me miraba con una mirada tierna y dulce en la que nada importa. No me importa nada, lo único que me importa es que él esté a mi lado.
-Te amo- le susurré cerca de los labios.
Sonrió viendo mis labios.
-Yo también te amo- dijo pasando su mirada de mis labios a mis ojos y viceversa.
Reí agachando la cabeza para no mostrar mis mejillas rojas. Me ponía nerviosa y me sonrojaba por el acercamiento entre los dos. Era extraño, si él era mi novio.
-Vamos a hacer que Camila nos vea- volví a susurrar en sus labios.
Así que tomé su mano y lo tiré para que me siga y subamos a mi habitación.
Me miró pícaro y lo fulminé sin dejar de caminar. Pero me tiró del brazo del que yo lo había tomado dejándome cerca de él, otra vez.
-Vamos...- dije aún cerca y casi chocando contra sus labios.
Me tomó en brazos elevando mi cuerpo y sosteniéndolo con sus fuertes brazos. Me sonrojé riendo.
-No, bájame- dije riendo.
Sonrió y me llevó a mi habitación negando.
Me soltó cuando estábamos dentro de ella. Cerré la puerta y di media vuelta y él estaba en frente mío y se acercaba. Yo reía por lo que acababa de pasar. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.
Se acercó hasta quedar tan cerca que no había espacio ni para un suspiro.
-Tenemos que empacar...- dije mirándolo a los ojos y luego a sus labios, tan perfectos sin alejarme ni un centímetro.
-Te extrañe- dijo obviando lo que yo había dicho.
Tenía unas ganas inmensas de besarlo pero a la vez tenía mucho miedo. Quería que todo el mundo se congelara y podamos estar juntos sin ninguna complicación. Sin que ningún Weston aparezca. Sin nadie que me arruine el momento o mejor dicho... los momentos junto a Seamus... mi novio.
Sonreí y miré sus labios casi chocarse con los míos. Hasta que la puerta se abrió de golpe chocándome y cayendo encima de Seamus.