Capítulo 1

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Que molesto, pensó Tōshirō mientras daba otro vistazo a su alrededor, encontrándose a sí mismo en contra de una pared de piedra de un parque vacío, completamente rodeado por cuatro tipos que debían de tener su edad, si es que no eran mayores, sin poder distinguir ninguna salida que no incluyera una pelea física entre medio. Se llevó una mano a la cabeza, removiendo su cabello de un color rubio platinado tan claro que cualquier otra persona a primera vista vería blanco, y trató de acordarse de la razón por la cual había terminado envuelto en aquella situación. Ah, ya lo recuerdo... Estaba regresando a casa cuando se encontró con esos sujetos molestando a niño pequeño de primaria, arrojando los libros que llevaba en las manos y empujándolo de un lado para el otro. Tōshirō había decido intervenir a ayudarlo al recordarle su pasado a esa edad, también siendo agredido por ser de un tamaño menor a los demás. Después de conseguir que el niño escapara agradecido, trató de seguir con su camino pero, como fue de esperarse, ellos no parecieron estar de acuerdo y lo habían encerrado.

- Yo me iría a casa si fuera ustedes - admitió al verlos dar un paso más en su dirección, colocando sus manos en los bolsillos después de acomodar su bufanda verde agua que le rodeaba el cuello.

Dos de los hombres se le lanzaron encima al escucharlo y Tōshirō dejó escapar un bufido de molestia.

Sintiendo un destello en sus ojos turquesa junto con una repentina energía expandiéndose por su cuerpo como cada vez que la adrenalina lo controlaba, consiguió eludir a uno de sus atacantes para quedar detrás del mismo y tomó impulso con un giro para atinarle un golpe en la espalda con una de sus piernas, consiguiendo que chocara contra la pared. Por el otro lado, su amigo quedó estático por unos segundos al verlo actuar con aquella velocidad hasta que se decidió por lanzar un puño dirigido a su rostro que Tōshirō también esquivó sin problemas y, con la misma pierna que había usado antes, lo pateó en el pecho con la palma de su pie para verlo luego caer en el suelo. Todavía seguía sin quitar las manos de sus bolsillos.

- ¿Qué diablos eres? - escuchó hablar al primero que había derrotado - Nadie puede simplemente encargarse tan rápido de dos personas en unos segundos, no es posible. Tú...

- Kuso - insultó Tōshirō, llevando de nuevo una mano a su cabeza y cerrando los ojos, impaciente -. Sólo quiero volver a casa así que, con su permiso, debo irme.

Cuando quedó de espaldas a los dos otros tipos que aún estaban de pie, no se sintió preocupado al escuchar el sonido de unos pasos acercándoseles corriendo por detrás, lo cual le sacó una sonrisa al mismo tiempo que daba media vuelta sobre sus talones con un brazo que se movió tan rápido hacia adelante que el joven no pudo ver hasta que recibió un puñetazo en el estómago. Sin darle oportunidad al compañero que quiso envestirlo después, se movió de su camino con la velocidad de un rayo, lo tomó por la parte de atrás del cuello de su camisa y lo arrojó hacia atrás, cayendo sobre su amigo en el suelo instantáneamente.

No obstante, por culpa de la distracción que había tenido por esos pocos segundos, no pudo concentrarse en la presencia de uno de los primeros que había golpeado, por lo que éste aprovechó para aferrarse a sus dos brazos y ponerlos en su espalda para impedirle la movilidad, percibiendo risas victoriosas en sus oídos. Diablos, ¿todavía no se rinden? Pensó volviendo a soltar otro suspiro, fastidiado. Vio a los otros levantarse con los ojos en llamas por el enfado y no tuvo tiempo de protegerse de un golpe en la mejilla que sintió que le había reventado el labio inferior. Mientras Tōshirō trataba de mantener la calma para poder pensar en un plan que lo sacara de allí, supo que no existiría la posibilidad de escapar sin tener que herirlos gravemente. Son demasiado débiles, se dijo a sí mismo al estudiar la manera bruta con la que querían apalearlo y la facilidad con la que se cansaban por no saber controlar su propia fuerza.

El Dragón de Hielo [HitsuKarin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora