Tōshirō se encontraba esperando sentado en una banca de un parque vistiendo un atuendo más fresco que iba con el clima cálido de mediados de primavera, el cual trataba de unos vaqueros gastados, una camiseta gris y zapatillas. Las clases habían comenzado algunas semanas atrás pero, a diferencia de la primera mitad del año escolar que había pasado, la manera en que su relación con Karin había cambiado resultó tratarse de un alivio. Ya no debían esconderse de su familia ni de sus amigos, tampoco era necesario que pasaran el tiempo a espaldas de los demás. Al terminar las fiestas, ella le hizo saber que haría lo posible para hacer frente a aquellas personas que estuviesen en contra y trataría de hacerles entender. Con Ururu, Heita, Kazuya, "Donny" y Ryohei no fue difícil, pero Jinta fue otro caso diferente, el cual tuvo que arreglarse con una larga explicación de parte de la muchacha más un buen puño asestado en el rostro de él que terminó por descargar toda la ira que había acumulado desde lo ocurrido con Karin. ¿Cómo juzgarlo? Después de todo era inevitable, de un modo o el otro, al igual que el golpe que le había dado Ichigō. Por esa razón, Tōshirō no se defendió cuando vio que su antiguo amigo amenazaba con volver a hacerlo. Sin embargo, Karin lo detuvo antes de que pudiera continuar. Con respecto a la familia Kurosaki, no recibió contradicciones ni bendiciones de parte de su padre o su hermano, sólo algunas miradas y palabras de Yuzu y Rukia. Supongo que es mejor que lo que en realidad merecía, se dijo a sí mismo para no sentirse decepcionado, aunque no pudo convencer a Karin de lo contrario.
Por el otro lado, decir la verdad también trajo buenos cambios a su rutina que, desde ese momento, podía ser más abierta. No solo podía ir a buscarla cada mañana para ir a clases – todavía manteniendo su motocicleta escondida de su familia – y salir juntos por la ciudad sin miedo a ser vistos, sino que también logró quitarse de encima a todos los compañeros de Karin que estuviesen intentando coquetearle. Siendo su relación oficial, Tōshirō no debía contenerse a hacer frente a aquellos que intentaran acercarse a ella a sus espaldas, trayéndole algunos problemas cuando era obligado a contener sus impulsos asesinos. El hecho de que Karin fuese una de las muchachas más fuertes que conocía, además de ser parte de los mejores estudiantes de kenjutsu y taijutsu, lo ayudaba a sentirse seguro de que no se dejaría molestar por nadie, aunque eso no significaba que no se preocupara en el instante en que la viera con alguien que no fuese él mismo. Especialmente cuando se trataba de Shūhei, a quien aún no había tenido la oportunidad de ver desde ese día en la orilla del río. ¿Karin le habría dicho sobre ellos?
- ¡Tōshirō!
Se levantó de la banca al escuchar su nombre para distinguir a Karin acercarse corriendo en su dirección con un aspecto preocupantemente acelerado, llevando unos pantalones verde musgo estilo cargo, una remera negra de mangas largas y zapatillas. Lucía el collar que le había regalado en Navidad, el cual no se quitaba desde esa noche, y el cabello atado en una coleta.
- ¡Lamento llegar tarde! – exclamó mientras inclinaba hacia adelante para apoyar sus manos en sus piernas, recobrando la respiración.
- ¿Qué te pasó?
Ella no lo miró al contestar molesta:
- Estos dos tipos salieron de la nada y comenzaron a fastidiarme.
- ¿De qué...?
- No es importante, es sólo que me tomaron por sorpresa.
- ¿Dónde?
- Ah... - Lo pensó por unos segundos, inhalando grandes bocanadas de aire. – No lo sé, ¿a unas cuadras de aquí quizás?
Antes de que terminara de hablar, Tōshirō se encaminó al mismo lugar por el que la había visto llegar cuando una mano se aferró a su brazo para detenerlo.
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El Dragón de Hielo [HitsuKarin]
Fanfic"- Yo me vengaré por lo que le hicieron a Karin. Yo y sólo yo tengo que hacerlo. - ¿Estás demente, Tōshirō? ¿Acaso no recuerdas cómo terminaron la última vez? - Lo recuerdo bien, pero esto es algo que debo hacer. Tengo que hacerlo. Por Karin y por...