Capítulo 12

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Después del último día de clases de esa semana, Tōshirō se había decidido esa misma mañana en que llevaría su motocicleta al estacionamiento de la escuela por lo que se encontraba reclinado de costado en el asiento al mismo tiempo que jugaba con el casco en sus manos, pasándolo de un lado para el otro y haciéndolo girar en el aire. Afortunadamente, distinguió una cabellera negra caminando por la entrada en esos momentos que parecía estar mirando en todas las direcciones hasta que sus ojos chocaron. Karin se despidió con una sonrisa de Jinta y Ururu y no tardó mucho en correr hacia él, deteniéndose al quedar a unos centímetros ya que parecía contenerse a no saltar a sus brazos como había ocurrido la última vez.

- Ossu – le dijo con una sonrisa de oreja a oreja que intentaba contener.

- Yo. – Cabeceó con la cabeza a modo de saludo. - ¿Estás lista?

- Hai, tengo un cambio de ropa aquí dentro – dijo mientras le mostraba un bolso aparte que llevaba colgando junto con su mochila -. ¿Podemos pasar por tu casa?

- No hay problema.

Le entregó el casco que tenía todavía en las manos, la ayudó a subirse al vehículo y después él hizo lo mismo, encendiendo el motor para escucharlo vibrar bajo sus piernas.

- Todavía no entiendo por qué no querías esperar hasta el sábado para esto.

- Luego entenderás por qué.

Unos minutos después de dejar la escuela, se encontraron entrando por la puerta del departamento, donde Tōshirō le indicó cómo llegar al baño mientras él se dirigía a su habitación para cambiar su uniforme por una camiseta negra con cuello en V con una camisa encima cuadriculada de distintos todos de verdes, unos vaqueros del mismo color que se ajustaban a sus tobillos, unas botas militares marrones y su cazadora negra. Guardó su billetera en el bolsillo, feliz de que esa tarde no tuviera que trabajar, y salió de nuevo al pasillo para chocar con una Karin diferente a la que había visto anteriormente. Tenía el cabello suelto hasta la mitad de la espalda que se confundía con el negro del jersey de fútbol americano con el número blanco "93" en frente y dos líneas rectas en las mangas cortas, llegándole a la altura de los muslos, unos leggins oscuros, sus zapatillas Converse y el toque de un gorro de lana en la cabeza. Llevaba los labios pintados de rojo vino y los parpados delineados.

- Te ves bien, Tōshirō – le escuchó decir, haciéndolo volver a la realidad -. ¿A dónde se supone que iremos hoy?

- Es una sorpresa – fue lo único que respondió.

- ¿Estaré bien así? – inquirió, dando un vistazo a su propio atuendo.

Él se le acercó y plantó un beso en su frente.

- Estarás perfecta.

Tomando otro casco que había comprado unos días atrás, se despidieron de Hyōrinmaru y ambos subieron a la motocicleta con su debida protección. Ninguno dijo una palabra en el camino sobre el lugar al que estaban yendo, sino que se concentraron en otros tipos de charlas sobre temas normales de los que hablaban cuando estaban solos. Llevaban cerca de una semana saliendo juntos pero, además de la tarde de la visita a la abuela Haru, no habían logrado encontrarse de nuevo ya que el trabajo de Tōshirō y las prácticas y clubes de Karin lo volvían imposible. Además estaba el hecho de que, dentro de la secundaria, no podían actuar como una pareja debido a que la hermana – a quien todavía no conocía – y los amigos de ella estaban siempre en los alrededores. ¿Cuánto más debería contenerse con la persona que le pertenecía? ¿Acaso era siquiera justo? Con el paso del tiempo, le resultaba cada vez más difícil mantenerse tranquilo cuando ella estaba cerca. Esta distancia hará más difícil conformarse con sólo besarla, se dijo. Miró las manos que Karin mantenía en su pecho al abrazarlo, pequeñas y delicadas, y tuvo miedo de lo que podría llegar a hacer si se dejaba llevar por su propio instinto.

El Dragón de Hielo [HitsuKarin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora