último capítulo
- Tōshirō, ¿estás bien? – le preguntó una voz femenina del otro lado de la puerta del baño.
Él se miró al espejo una última vez, terminando con su intento de colocarse debidamente su corbata, pero al darse cuenta que sería inútil decidió quitársela y salir por la puerta, chocando con la imagen de una joven con los brazos en jarra y una ceja alzada, maquillada con una línea negra sobre los parpados, un poco de rubor en las mejillas y los labios morados. El collar con la piedra lunar había vuelto al lugar donde pertenecía en su garganta.
La admiró de pies a cabeza, usando un vestido rojo de tirantes, ajustado a la cintura y suelto hasta la altura de las rodillas, adornado por un cinturón marrón. Llevaba encima una chaqueta de mezclilla gris y, en los pies, sus zapatillas Converse negras, dejando a la vista sus piernas blancas y delgadas. ¿Cómo es que se había ganado a una mujer como ella? Acarició su cabello en ese momento largo y lacio hasta la mitad de la espalda y le plantó un beso en la nariz.
- ¿No estarás algo desabrigada si vistes así?
- Īe, está bien. No saldremos de casa de mi padre así que no tendremos que sufrir el frío del exterior – explicó ella, encogiéndose de hombros -. Además, quiero estar linda esta noche, después de todo es tu fiesta de graduación.
- No era necesario que tu padre organizara una reunión.
- Lo sé, pero quiere tenernos a todos juntos en casa una última vez antes de que me mude aquí contigo.
- Prácticamente vives aquí ya ¿cuál sería la diferencia? – El muchacho la abrazó por la cintura y la acercó a su cuerpo. – Te quedas aquí casi todos los días, excepto cuando tuve mis exámenes finales.
- Habría sido una distracción – se defendió Karin con una sonrisa inocente.
- Tú nunca eres una distracción.
Ella levantó una mano para rozar la cicatriz de su mejilla que se había formado medio año atrás en su última pelea y se puso en puntillas de pie para dejar un beso en el mismo lugar. Después de aquel día, Tōshirō se vio nuevamente obligado a suplicar el perdón de la familia Kurosaki por todo el daño que les había hecho; sin embargo, cuando estuvieron al tanto de que él había salvado a Karin, su castigo fue menos severo. Y con el paso del tiempo que corrió después, tuvieron el consentimiento de su padre y hermano para poder mantener una relación normal como cualquier otra, también haciéndoselo saber a Yuzu, Jinta, Ururu y sus demás amigos. Podían volver a estar en paz. Ya nada amenazaba con arruinar la situación, ni el pasado de Tōshirō ni un grupo de sujetos que querían hacerles daño. Por esa misma razón, casi tres meses atrás, él había propuesto el mudarse juntos cuando se graduara de la secundaria, teniendo un trabajo ya asegurado en el taller mecánico y algunas entrevistas en camino de parte de varias distintas empresas de la ciudad. Karin se graduaría el año siguiente por lo que no tenían nada que perder, en teoría sería mayor de edad en unos meses. Aunque recibir la aceptación de parte de su familia fue indudablemente una sorpresa para ambos, con el regreso de Ichigō a la universidad y la ayuda de Yuzu podían sentir que todo iría bien.
- ¿Qué pasó con tu corbata? – inquirió ella, mirando a su cuello confundida y después a su mano izquierda.
- No la necesito.
- No digas eso. – Karin se la quitó y volvió a colgarla en su cuello para hacer el nudo por sí misma. – Te hace ver muy atractivo, deberías darle una oportunidad.
- ¿A ti te gusta?
- Hai.
- Entonces, podré soportarlo.
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El Dragón de Hielo [HitsuKarin]
Fanfiction"- Yo me vengaré por lo que le hicieron a Karin. Yo y sólo yo tengo que hacerlo. - ¿Estás demente, Tōshirō? ¿Acaso no recuerdas cómo terminaron la última vez? - Lo recuerdo bien, pero esto es algo que debo hacer. Tengo que hacerlo. Por Karin y por...