- Entonces, Tōshirō, si estuviste esperando volver durante todos este tiempo, ¿eso significa que has estado enamorado de mí desde hace cinco años?
¿Cómo podía preguntar eso con tanta soltura?
Se encontraban caminando hacia el lugar donde ambos veían el cielo a las afueras después de salir de clases esa tarde en una fría pero soleada tarde que Karin parecía disfrutar ya que la sonrisa de sus labios no había desparecido desde el momento en que la vio temprano en la mañana cuando entró en la secundaria. Ella le había pedido prometer que no iría a buscarla a su casa, como se había ofrecido, hasta que lograra calmar el asunto con su familia, haciendo que Tōshirō también tuviera que contener sus deseos de besarla y hacerle saber a todos en la escuela que, a partir de ese momento, estaban juntos porque su hermana y sus amigos podrían escuchar al respecto. ¿Cuánto tiempo debería soportarlo? ¿Debería sólo sentarse a ver cómo todos sus compañeros aprovechaban el que ella fuese tan agradable para poder acercársele e insinuarse estúpidamente? ¿Y por qué Karin no parecía notar sus intenciones? Se había contenido durante el día entero. Aunque, cuando se había sentido a punto de perder los nervios al verla hablando y riendo con Jinta, ella lo había visto aparecer por el pasillo y, ensanchando su sonrisa, corrió hacia donde estaba para saltar a sus brazos como una niña. Al recibirla, su enfado desapareció. ¿Cómo es que tienes tanto efecto en mí?
- Urusee – respondió, volviendo a la realidad -. Eso a ti no te importa.
- ¿Uh? ¿Qué clase de respuesta es esa?
Contuvo una risa al pensar en que, al menos, Karin había vuelto a ser la persona que recordaba.
- De todas formas, ¿por qué estás siguiéndome? ¿No deberías estar en kenjutsu?
- Zaraki sensei debía dar clases en el Seireitei hoy y Madarame sensei y Ayasegawa sensei están descansando en la enfermería por una pelea en la que estuvieron envueltos anoche – se explicó sin darle mucha importancia, trotando para quedar a su lado ya que se había mantenido todo ese tiempo a sus espaldas -. Me encontraré con Shūhei más tarde para practicar.
- ¿Hisagi? ¿Por qué practicas con él?
- Pues, como mi hermano no quiere que entre al Seireitei, la única manera de que pueda aprender a ser tan fuerte como ellos es si alguien puede enseñarme por cuenta propia. – La joven miró al cielo mientras jugaba con el balón de soccer que había traído con ella a clases. – Encontré a Shūhei practicando una tarde en el parque y me reconoció como la hermana pequeña de Ichi-nii. Le conté sobre mi situación y se ofreció a ayudarme.
- ¿Sō ka?
- ¿Dōshite? ¿Te encuentras bien?
Estuvo a punto de discutir el por qué lo llamaba por su nombre de aquella forma tan casual, por qué lo buscaba para darle lecciones cuando él había sido uno de los mejores estudiantes en el pasado, por qué no quería que las personas supieran de su relación. Quería discutirle tantas cosas, pero supo que sería injusto después de lo que la había hecho pasar. Además estaba el hecho de que aún no le había dicho sobre el odio de su familia y amigos. ¿Qué más estaba ocultándole? Tōshirō cerró las manos en puños y, segundos después, sintió los dedos de Karin aferrarse al suéter de su uniforme.
- ¿Tōshirō-chan?
Una voz femenina los hizo dar media vuelta para encontrarse con una anciana de cabello castaño con algunos tintes grises de las canas, corto hasta la mitad del cuello, y unos ojos oscuros de párpados caídos que se hacían más marcados por las arrugas que ocupaban su rostro. Vestía una falda larga hasta las rodillas salmón, una camisa blanca, un suéter crema y, encima, una chaqueta; en los pies, llevaba medias y bailarinas.
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El Dragón de Hielo [HitsuKarin]
Fanfiction"- Yo me vengaré por lo que le hicieron a Karin. Yo y sólo yo tengo que hacerlo. - ¿Estás demente, Tōshirō? ¿Acaso no recuerdas cómo terminaron la última vez? - Lo recuerdo bien, pero esto es algo que debo hacer. Tengo que hacerlo. Por Karin y por...