𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄

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─── 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄
❛ rota ❜




     El castañeo de mis dientes ha desaparecido por fin, dejándome algo más de paz

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     El castañeo de mis dientes ha desaparecido por fin, dejándome algo más de paz.

     Guardo mi única sudadera en el interior de la maleta de color azul oscuro, casi negro, para posteriormente cerrar la cremallera. No me resulta complicado hacerlo, puesto que apenas he podido meter ropa en el interior. Sus gritos siguen llenando la estancia, que salvo por eso, se encuentra sumida en un mortal silencio.

     Soy incapaz de abrir la boca, porque interiormente, sé de sobra que no conseguiría apaciguar la situación en la que me encuentro. Me obligo a mí misma, en ese mismo instante, a terminar todo aquello para cumplir sus deseos. Nunca antes había visto este lado, me sentía como si fuera un extraño para mí, no era aquella persona a la que una vez quise con toda mi alma.

     Una vez que termino mi tarea, mordisqueo mi labio, debatiéndome si debo bajar ya o esperar a que salga por la puerta, o que se encierre en la habitación. Suelto un largo suspiro, decidida a poner fin a esto. Tomo la maleta con mi mano izquierda y cuelgo la mochila sobre mis hombros, salgo de mi habitación de toda la vida, dedicando una última mirada.

     Iba a extrañar el color azulado de mi cuarto, y la gran cantidad de imágenes que cuelgan en la pared, pero ahora solamente quedan restos de unos recuerdos que, siendo sincera, se veían como un sueño realizado por mi mente.

     Bajo las escaleras con la mayor suavidad que puedo, sin hacer más ruido del necesario, temiendo causar otro desastre. Para mi sorpresa, los gritos desaparecen en el instante en el que mi pie pisa la planta baja, confundiéndome. Mi mente me pide que vaya fuera ya, pero mi corazón necesita saber si se encuentra bien.

     Era hipócrita querer saber aquello, porque estaba más que claro que no se encontraba para nada bien.

     Escucho sus pasos poco después, ocasionando que mis puños se cierren con fuerza y mi mandíbula se tense sin poder remediarlo. Temía a aquella persona que ahora es desconocida para mí. Sus ojos azulados me observan, sin ninguna pizca de sentimiento, y eleva la comisura de sus labios levemente.

     —Me alegra saber que eres inteligente y has entendido mis palabras—dice, con su voz teñida de veneno y odio—. Es importante que lo comprenda tu cabecita, Keira, eres un peligro para todo el mundo. A pesar de saberlo, confío plenamente en que sabrás valerte por ti misma, aunque estés rota.

     Fingir que no me dolieron aquellas palabras fue demasiado, a pesar de que no es la primera vez en este último año que aquellas hirientes palabras salen de su boca. No era solo su veneno hacia mi persona lo que me dolía con tanta fuerza, sino la realidad de sus palabras y lo que había ocasionado con mi egoísmo.

     —Espero que algún día vuelvas a pensar con tu mente real—digo, con una sonrisa triste—. No voy a extrañar esta parte de ti, al igual que tú no vas a extrañarme a mí en general. Adiós, desconocido.

     Su sarcástica risa se hizo eco a mis espaldas, mientras recorría el pequeño recibidor para salir por la puerta principal, incluso me pareció la más macabra de las risas que jamás había escuchado.


⎯⎯⎯⎯


     Llego al aeropuerto de Arizona después de horas en las que me perdí en diferentes sitios que conocía. Pasé frente a mi instituto, del que me despedí sabiendo que no terminaría mis estudios al completo. También lo hice por la zona del centro comercial, lugar de reunión de mis amigos y yo desde que éramos pequeños. Todo me trajo recuerdos de momentos en los que fui feliz, pero ahora eran solamente eso, recuerdos.

     El aeropuerto de Arizona es demasiado grande, sobre todo para el estado en el que me encontraba, pero no podía ir a ningún otro lugar.

     Dejo caer mi cuerpo sobre un asiento en la terminal menos concurrida del aeropuerto, y suelto un suspiro casi eterno. Saco de la bolsa de cartón mi comida, un menú de McDonald's. Es lo único que he comido en todo el día, razón por la que me encuentro sumamente cansada. Aunque mentalmente estaba peor.

     Después de llenar mi estómago, navego en mi teléfono para buscar el destino más barato que me podría ofrecer este aeropuerto ahora mismo. No tengo ningún plan, ni un sitio exacto en el que dormir, pero debo comenzar por algo.

     Las horas pasan con rapidez, y acabo quedándome dormida en el incómodo asiento. Quiero continuar durmiendo, pero el toque de alguien tratando de despertarme me obliga a abrir los ojos. Me encuentro con una mujer desconocida, que me mira preocupada.

     — ¿Esperas a alguien, bonita? —preguntó, con un tono de voz suave.

     No supe qué responder, en cambio, mis ojos se llenaron de lágrimas y me rompí entre aquellos cálidos brazos que me envolvieron rápidamente. Sabía leer a las personas lo suficiente como para saber que, la mujer desconocida, no iba a dañarme. Tampoco lograba comprender mi facilidad para romperme entre sus brazos, pero dejó de importante en el instante en que la oscuridad me absorbió sin previo aviso.

𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 ━ jacob blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora