¡Mardlin is real! Capítulo 43

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— ¿Mañana regresas a clases? —preguntó Alex mientras jugábamos con su consola.

—Si —me quejé—. Aunque puedo no ir —intenté que me permitiera faltar.

—Ni lo sueñes, ahora eres mi absoluta responsabilidad —quería parecer autoritario pero simplemente causaba mi risa—. Ya, no te burles de mí.

— ¿Me llevarás al instituto? —pregunté intentando parecer inocente.

—Claro, no puedo permitirte ir sola —pausó el juego y sonrió hacía mí—no quiero que escapes.

— ¿Del instituto o de ti? —lo provoqué juguetona y éste no tardó mucho en iniciar una guerra de cosquillas.

Había pasado una semana desde la cita en la que nos encontramos a Rubius. No volví a cruzarle desde entonces.

Con Alex, en cambio, nos hemos vuelto inseparables. Salíamos mucho juntos, nos dedicábamos sonrisas llenas de ternura, cada momento del día estábamos juntos y eso implicaba participar en todos sus vídeos aunque fuese solo burlándome de él por ser tan manco. En cuanto a los besos, no había pasado desde aquélla cita.

—Ya es tarde y mañana comienzas las clases —dijo apagando la consola—. A dormir.

— ¡Oye! ¡estaba ganando! —solté quejumbrosa.

— ¿Qué dices? —se defendió afirmando su victoria—. No me obligues a cargarte.

—No me voy a mover de aquí —me quedé plantada en el sofá lo que provocó un fuerte suspiro por parte de Alex.

Sin previo aviso me cogió entre sus brazos cual saco de patatas mientras yo fingía estar muerta. Me lanzó suavemente a la cama y yo seguía con los ojos cerrados.

—Cámbiate, Lydia —me ordenó mientras entraba al baño.

Sin más remedio me desvestí y me coloqué mi pijama "camisa enorme". Alex salió del baño y se tumbó junto a mí cubriéndose con las mantas hasta la cabeza. Yo, algo juguetona lo imité.

—Ven aquí —me abrazó por la cintura aun estando frente a frente debajo de las sábanas.

—No quiero regresar a las clases —seguía con mis berrinches y es que era verdad, no quería regresar al lugar dónde debía aparentar ser fuerte porque aún no volvía a ser la misma.

Tampoco quería alejarme de Alex, con él no tenía que fingir. Podía llorar todo el día y aun así se mantendría allí apoyándome.

— ¿Y eso tan repentino a qué se debe? —preguntó intentando no quedarse dormido pues pude notar cómo luchaba para mantener sus ojos abiertos.

—No quiero estar lejos de ti —lo había pillado completamente desprevenido ya que abrió los ojos de golpe al oír aquello—. Le temo a estar sola, además este dolor tan horrendo no se va del todo. Aún no puedo regresar a la normalidad.

Alex se acercó a mí y susurró en mi oído.

—Siempre estaré contigo, Lydia —cerré los ojos completamente al oír esas dulces y serenas palabras.

Estuve a punto de conciliar el sueño cuando sentí los labios de Alex presionarse contra los míos. De seguro habrá creído que estaba dormida.

—Te amo, Lydia —susurró de forma casi inaudible.

El sueño me venció y, antes de poder reaccionar caí rendida en un profundo sueño.

— ¡Arriba! —gritó Alex justo antes de arrebatarme las sábanas y saltar junto a mí—. Tienes clases hoy, bebita.

MADURA «Rubius & Tú»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora