Disco profesor en la droga. Capítulo 13

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La alarma del móvil comenzó a sonar indicando que debía levantarme. Creo que he llegado a dormir únicamente 3 o 4 horas. Me vestí como pude y me preparé el desayuno en plan zombie.

Llegó la hora de caminar hacia el instituto. Decidí ir sin música, corría peligro de quedarme dormida en la calle y terminar atropellada si lo hacía.

Cuando finalmente llegué al instituto todos me observaban de manera extraña nuevamente. Sentí a Sombra detrás de mi pero simplemente la ignoré. Caminaba hacia mi próxima clase de matemáticas. Comencé a caminar más y más rápido para llegar antes que nadie y poder reservar para mí uno de los lugares en el fondo, planeo dormir toda la clase. Estaba casi por entrar al salón cuando choco con alguien y este cae al suelo. Se quejó fuertemente con un "Oye". 

—Estabas en mi camino, imbécil —entré rápidamente en la sala dejando al idiota fuera. Procedí a sentarme en el último lugar junto a la ventana. La puerta se abrió violentamente y pude distinguir al chico con el que había chocado. Parecía molesto, una pequeña risa escapó de mis labios. El idiota se dirigió directamente hacia mi.

—¿Te crees genial porque desafías las reglas de este estúpido instituto? —sonreí cínicamente.

—La verdad si —el chico tomó asiento junto a mí su mirada parecía de odio profundo o algo así.

—Pues déjame decirte una cosa, Rosita —hizo una breve pausa y miró a sus amigos quienes no estaban poniendo ni la mínima atención en el asunto—. Me agradas.

—Ya, tu igual a mí. Soy Lydia Price —dije extendiendo mi mano.

—Soy Matthew, Matthew Zamber —correspondió mi saludo mientras sonreía. El profesor atravesó la puerta diciendo "Buenos días".

—Oye Matt —susurré a mi amigo mientras el profesor dejaba algunos ejercicios en la pizarra. Formé un avión de papel, escribí algo dentro y lo lancé directo a la cabellera afro. Ambos reímos por lo bajo y el profesor volteó hacia nosotros.

—Señor Zamber, señorita Price ¿hay algo que queráis compartir con la clase? —Matt estaba a punto de negar cuando yo hablé.

—Si, profesor, nos gusta mucho su cabello —toda la clase comenzó a reír y el hombre nos miraba sin comprender. Dirigió su mano hasta su cabello y encontró el avión de papel, lo abrió y leyó en voz alta.

—"Disco Profesor en la droga" —alzó su mano permitiéndonos ver un gracioso dibujo: un monigote con cabello afro y gafas, y en el fondo había muchísimos colores mezclados—. ¿Quién ha hecho esto?

—Seguro que su novia no —respondí por lo cual toda la clase gritó avivando la ira del hombre. El profesor, más que enfadado nos envió, a Matt y a mi, al despacho del director. Matt me fulminó con la mirada mientras esperábamos que el director llegara.

—Lamento que te hayan enviado aquí por mi culpa —me disculpé.

—Que más da, siempre me pasa, además ¡esto es genial! —dijo sonriendo—. Nos meteremos en muchos problemas juntos —ambos sonreímos maliciosamente cuando el director apareció.

—Señor Zamber, ¿por qué no me sorprende? —se dirigió a Matt como si fuera común en el meterse en problemas—. En cambio esperaba más de usted, señorita Price pero con su historial en su viejo instituto debí imaginarlo —me limité a cruzarme de brazos sin darle mucha importancia—. No os suspendo porque ambos sois los promedios más altos en toda la escuela pero si volvéis con una ofensa más no podréis salir de la escuela hasta que un adulto os retire.

—No es por cuestionar su trabajo, señor, pero yo vivo sola y hago mis propias reglas. Me retiro si no le molesta —Matt me siguió fuera del despacho por lo cual el director se enfadó lo suficiente como para llamar a nuestros padres. 

—Genial, nos iremos del instituto temprano —dijo entusiasta Matt, yo me limité a sonreír. El director nos pidió los números de nuestros padres para informarles que debían venir a retirarnos. Piensa, Lydia, recuerda el número de alguien. El único número que aún recordaba era el de Rubén, ahora solo debía esperar que siguiera la corriente y viniera a buscarme—. Le he pasado el número de mi hermano, el siempre me salva de estas situaciones, ¿y tu, Lydia? ¿quién es tu cómplice?

— Yo pues le he pasado el número de un amigo que espero entienda el mensaje.

Nos quedamos un tiempo allí conversando de idioteces cuando el director entró.

—Price, su tío ha venido por usted y, Señor Zamber, su hermano no podrá venir —genial, Rubén eres un idiota ¿cómo se te ha ocurrido llamar a mi tío? 

Pobre Matt deberá quedarse solo por una hora completa. Me despedí de mi amigo y el director me guió hasta afuera del establecimiento. Iba con la cabeza gacha imaginando la serie de maldiciones y regaños que dirá mi madre cuando se entere. Escuché que el director dijo: "Llegamos". Al levantar la mirada logré ver a Rubén con un ¿mostacho falso?

—¿Señor Price? —Rubius asintió—. No sea duro con ella, estaba en mala compañía.

—Claro, señor, gracias —me tomó del brazo y fingió regañarme hasta que el director desapareció tras la puerta.

—¿Quién es tu "mala compañía"? —preguntó burlón mientras caminábamos.

—¿Además de ti?—comenté bromeando—. Te lo presentaré si acedes a esperar una hora hasta que finalicen las clases.

—¿Lo presentarás? ¿eso quiere decir que es un chico? —su tono parecía nervioso, yo asentí con la cabeza—. Está bien, quiero verlo.

Así fue, nos sentamos en una banca frente la entrada del instituto y comenzamos a conversar esperando que la hora pase pronto.

—¿Falta poco para que tus amigos Argentinos vengan a visitarte? —preguntó Rubius intentando iniciar una conversación.

—Mañana llegarán —dije alegre—. Los extrañaba mucho.

—¿Quienes vendrán? —indagó un poco más.

—Derek, Chelsea y una tercera persona que no se quién puede ser, mi madre no ha querido decirme.

—Pues supongo que todo estará bien mientras Chelsea no intente arrancarme un brazo para quedárselo de recuerdo —ambos reímos, era algo que probablemente pase. Oímos la campana del instituto y los alumnos comenzaron a salir. En el momento que vieron a Rubius comenzaron a rodearnos. Eran demasiados. 

—¡Rubius! —se escuchó el grito de una zorra ¿qué clase de locura es esta? Logré distinguir entre toda la gente a Matt. Tomé a Rubius y mientras intentaba sacarnos de allí escuchaba gritos como "Lydia conoce a Rubius" o "Oh por Dios, esa chica es genial" cuanta admiración hacia mí. Cuando finalmente logré que los alumnos se vallan fuimos junto a Matt quién estaba sentado en el césped esperando que valla junto a él, podría haber ayudado el muy cabrón. 

MADURA «Rubius & Tú»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora