Pegamento para pegar. Capítulo 11

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Samuel puso en marcha el carro y nos dirigimos a mi supuesta Noche de Fiesta. Guille se encontraba en el asiento trasero de brazos cruzados y el ceño fruncido. Se le veía enfadado.

—Oye Guille —dije atrayendo su atención—. ¿A dónde iremos de fiesta? —de repente su rostro pasó de enfado a burlón y se echó a reír, a lo cual Samuel se unió rápidamente ¿Me he perdido de algo?

—Pues, verás Lydia, hemos dicho eso para que Rubius no se entere de dónde en realidad vamos —aclaró Willy conteniendo la risa.

—Ambos sois muy crueles —me miraron sonriendo maliciosamente—. Me agrada.

Después de un rato encerrada en un carro, condenada a soportar a dos tíos riendo de cosas que no entendía y horrible música, finalmente habíamos llegado al destino. No era ni más ni menos que la casa de Alex.

—A ver si entiendo —dije luchando por no propinarle bofetadas a los chicos—. ¿Me han hecho estar en un carro con ambos gritando cosas sin sentido, solo para ir a visitar a Alexby?

— ¡Hey! —dijeron ambos al mismo tiempo por lo cual intercambiaron miradas juguetonas.

—Más les vale que la explicación sea realmente buena —me crucé de brazos esperando argumento sólidos ya que de lo contrario podía recurrir a la violencia.

—Alexby regresará mañana de su viaje a Los Ángeles así que planeamos dejarle una pequeña sorpresa en su casa —Guille sonrió sosteniendo papel de baño y pegamento en sus manos—. ¿Qué dices, Kath? ¿te apuntas?

— ¡Por fin haremos algo divertido! ¡Cuenten conmigo! —grité dando saltos de la emoción.

Los chicos sonrieron y me pasaron un rollo de papel de baño junto con un pote de pegamento que en su etiqueta decía "Pegamento para pegar". Está bien, solo estos subnormales comprarían un pegamento con ese nombre. Reí para mí misma y procedí con mi trabajo.

Guardé un pedazo de papel en mi bolsillo para luego. Comencé a pasar el royo alrededor de un árbol en la entrada y lo que sobró lo dejé cayendo del techo sobre la entrada y, para asegurarme de que nada lo moverá de allí lo reforcé con el "Pegamento para pegar". Terminado mi trabajo me dispuse a supervisar el trabajo de los chicos. Vegetta había llenado el techo de papel de baño y Willy gastó su rollo pasándolo alrededor de la casa. Ambos habían lanzado contra las paredes de toda la casa con el "Pegamento para pegar".

Al finalizar tomé el pedazo que había guardado y en el escribí: "Cortesía de tus dulces y guapísimos amigos Lydia, Vegetta y Willy". Admiramos nuestro trabajo y volvimos al carro para regresar a casa. Otro rato de estos chicos locos nuevamente me esperaba pero ha valido la pena.

Ya de regreso Samu y Guille me despidieron en el portal de mi departamento y ambos se fueron juntos. Yo, en cambio me abalancé sobre mi ordenador y me conecté rápidamente a Twitter.

— ¿Cómo has estado en mi ausencia, pequeño? —pregunté a mi lindo y sensual Twitter. Supongo que respondió que ha estado bien ya que había conseguido varios nuevos seguidores. Sonreí y me sumergí en el mágico mundo de Twitter, pero la magia no duró mucho ya que minutos después me había dado hambre.

Extrañaba demasiado la comida de mi madre. Terminé de cocinar y, después de quemar el agua, finalmente conseguí comer algo medianamente decente. Escuché mi móvil anunciando que había una llamada entrante. Lo cogí luego del estribillo de la canción que tenía como tono y respondí con un "Hola" atragantado por la comida que tenía en la boca.

— ¿Tanto cuesta que tragues antes de responder una llamada? —se escuchó una fastidiosa voz del otro lado de la línea.

— ¿Mamá? —me atraganté nuevamente al escuchar la voz de mi madre.

—Sí, bueno tus amigos estaban preocupados por ti y, ya que somos la única casa que no le han cortado la luz vinieron conmigo —la voz de Derek interrumpió a mi madre.

— ¡Lydia! ¡En dos días comienzan nuestras vacaciones de verano y no veo los pasajes! —se quejó mi amigo atolondrado.

—Oh, perdóname Derek lo había olvidado pero ya mismo envío ambos pasajes.

—Que mejor sean tres —interrumpió mi madre ¿qué carajo? ¿mi madre también deseaba venir?—. Te enviaremos una persona muy especial que quiere verte.

—Está bien, ya es tarde debo irme —no planeaba ir a dormir pero no quería seguir conversando con mi madre. Luego de un adiós de parte de todos colgué la llamada. Lancé un suspiro de cansancio, hoy había sido un día muy extenuante. Después de enviar por correo los tres pasajes me recosté sobre mi cama cayendo en un profundo sueño, el cual no duró mucho ya que, en menos de diez minutos, alguien llamaba a mi puerta.

MADURA «Rubius & Tú»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora