— ¿Qué pasa, Rubius? —le pregunte al castaño que tenía delante.
—Verás, pequeña. No sé si has hecho eso con alguien más pero —hablaba en un tono algo nervioso—. No deberías hacerlo, eres una niña.
—Rubén —dije seria—. Creo que tendrías que meterte en tus asuntos —solté una risa burlona—. He hecho cosas mucho peores.
Regresé con el resto pasando por completo de las objeciones de Rubius ¿Acaso creía que lo respetaría solo porque es un poco mayor que yo? ¿Quién cojones se cree ese tío?
—Lydia, dile a Alexby que ya es mi turno —se quejó Mangel como un niño pequeño.
—Ya, se calman —dije sin poder evitar reír.
—Pequeña, ¿por qué no juegas? —Guille me miró extrañado. Yo solo sonreí y negué con la cabeza. Oí el tono de llamada de mi móvil. Intenté tomarlo de la mesa central pero Rubius me ganó.
— ¿Hola? —respondió Rubén—. Si, ¿y tú eres? —en ese instante le arrebaté el móvil para tomar la llamada.
—Hola —intervine fulminando con la mirada al muy idiota.
— ¿Lydia? —escuché la voz de Derek del otro lado de la línea—. Lydia Katherine Price, ¿con quién mierda estas? —en ese preciso instante deseé no haber puesto el altavoz. Mangel se acercó para poder escuchar mejor lo que Chelsea había dicho.
— ¿Katherine? no me has dicho que tienes segundo nombre, mujer —no pude responder a Mangel ya que, de repente, mi amiga lanzó un fuerte grito.
—Lydia, ¿el que acabo de escuchar es Mangel? —al escuchar sus palabras recordé de repente por qué me sonaban tanto los nombres de aquellos chicos que ahora eran mis amigos, ¡Estaba conviviendo con los ídolos de mi amiga! Absurdo no haber recordado aquello, lo sé, pero la última semana, incluyendo el viaje a Madrid, estuve perdida como si no fuera yo misma—. ¡Katherine! ¡Skype! —mientras pensaba a lo que se refería ella me interrumpió desesperada—. ¡Ahora! —de repente colgó la llamada y en pocos segundos ya sonaba la llamada en mi computador.
Al responder a la pobre Chelsea los chicos me rodearon apareciendo en la pantalla. Mi amiga parecía que se desmallaría y Derek la observaba con una mirada de "¿Qué demonios te sucede?".
—Hola Chelsea, Hola Derek —sonreí a lo que la rubia tomó como una broma.
— ¡Katherine! ¿por qué no me dijiste que estabas con...—Rubius se acercó a la pantalla ya que había ido a buscar un vaso con agua y Chelsea se puso aún más nerviosa—. ¿Ese es Rubius? —tartamudeó.
—Muy buenas, criaturita rubia y muy guapa del señor —la saludó Rubén, no pasaron ni dos segundos que después de eso mi amiga había caído de su silla desmallada. Derek la subió nuevamente y ella comenzó a despertar.
—Chelsea, ¿estás bien? —pregunté dejando escapar una risa pequeña.
—Claro que no. Tú estás jugando a la consola con mis ídolos y yo aquí a kilómetros de distancia. ¿crees que eso está bien, boluda?
— ¡No sabes lo que has hecho! —ella no entendió lo que decía hasta que todos gritaron a coro.
— ¡Sos argentina, pelotuda! —un facepalm fue a parar directamente a mi cara y tardé bastante rato en calmarlos ya que todos se encontraban saltando por el apartamento gritando palabras que ni yo misma conocía.
Pasamos la mayor parte del día hablando con Chelsea y Derek hasta que, por fin, logré que mi amiga terminara la llamada con la condición de que, cuando ellos tengan las vacaciones de verano, les enviaría un boleto para venir a Madrid conmigo.
—Bueno, Kath —dijo Rubén—. Ya debemos irnos.
— ¿Has cambiado "Algodón" por "Kath"? —pregunté burlándome de mi nuevo y horrible apodo.
—Creo que "Kath" es mejor —rodé los ojos y luego sonreí.
—Vale, mujer, hasta pronto —se despidió Mangel cruzando la puerta de mi departamento.
— ¡Pequeña! Nos vemos luego y te hemos dejado una cosilla sobre el sofá, para quedar algún día —Alex me dio dos besos y se fue siguiendo a Mangel. Vegetta hizo lo mismo.
—Te enviaré un Tweet, Linda —dijo Willy sonriendo.
—Ya lo creo, anda pequeño, se va tu hombre —señalé a Vegetta disimuladamente con la cabeza.
— ¡Que no salgo con Vegetta! —se quejó para luego darme un fuerte abrazo e irse.
— ¿Te parecería quedar mañana, Kath? Para ir al parque o algo así —preguntó Rubius antes de salir.
—Me encantaría pero tengo 18 años —el castaño me interrumpió rápidamente.
—Oh no, no hablo de una cita ni nada parecido solo decía si —tuve que interrumpirlo yo esta vez.
—Calla y déjame terminar. Hablo de que tengo 18 años y debo ir al instituto mañana.
—Oh, ya veo —dijo con una sonrisa vergonzosa que me dio mucha ternura—. Ya será otro día.
—Claro, Hoy me envías un mensaje y charlamos ¿vale? —el asintió se despidió con dos besos y, finalmente se fue.
Tomé mi móvil del sofá y noté que los números de todos estaban allí agregados, reí para mí misma y corrí hasta mi habitación para lanzarme exhausta a la cama. Pensando. Mi vida no será tan mala después de todo. Puede que en el nuevo instituto haya buena gente.
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MADURA «Rubius & Tú»
FanfictionLydia es una chica un tanto peculiar de 18 años. A pesar de estar en su último año de escuela secundaria y tener muy buenas notas se salta las clases y su reputación precede todos los antecedentes escolares. Sin dudas siempre está en boca de todos y...