Dieciséis

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No corregí errores ortográficos.



Casi diez horas tenían en el hospital, no había noticias malas ni buenas, sólo sabían que la pequeña seguía respirando con la ayuda del oxígeno. Fer se había marchado tres horas atrás por culpa del trabajo, le dijo que iba a estar al pendiente, Ernest también se había marchado pues tenía un vuelo para Chicago a las cinco de la mañana tenía una junta pendiente y era muy importante.

- ¿No puede ser otro día? - Emma escucho la voz frustrada de Ethan - Carajo, si, mañana tomaré un vuelo - Terminó la llamada y miró como se estiraba el cabello en un intento de calmarse.

- ¿Qué pasa? - Lo cuestionó cuando se sentó junto a ella.

- Tengo que partir mañana a primera hora a los Ángeles.

- ¿Porque?

- Cren que alguien de nuestras sucursales allá esta haciendo fraude, mañana y lo que resta de la semana tengo que permanecer allá hasta que terminen la auditoría para comprobar los hechos.

- Es terrible, quisiera que no te fueras, tu me das tranquilidad cuando estas a mi lado - Lo miraba directo a los ojos, el mal humor que traía desapareció.

- No quiero dejarte en estos momentos - Acarició su mejilla con el dedo índice, ella cerró los ojos al sentir esa inocente caricia.

- Estaré bien, cualquier cosa que suceda con Victoria te estaré informando.

- Te marcare todos los días, si algo malo llegase a pasar estaré aquí cuanto antes, no me importa si la auditoría no a terminado, primero es nuestra hija - Beso su frente.

- Te extrañaré - Dejó un casto beso en los labios de su prometido - Deberías ir a dormir o estarás cansado cuando llegues.

- No te dejaré sola - John había llegado de traer la cena, había visto como Emma rosaba los labios del idiota, así lo llamaba el en su mente, quiso apartarlo de un tirón y darle unos buenos golpes.

- No estará sola, yo también me quedaré - Hablo con su voz gruesa y varonil, a Emma se le erizo la piel al escucharlo, siempre que lo miraba, algún rose o escucharlo hablar sentia como su corazón empezaba a latir como caballo desbocado.

- No me iré - Ethan zanjó retandolo con la mirada.

- Pues deberías, tu no tienes nada que hacer aquí, Victoria es de Emma y mia - Gruño, estaba cansado de ese estúpido, creía que su hija le pertenecía.

- Victoria me importa tanto como Emma, las amo a las dos por igual - Si las miradas matarán ambos estarían muertos, la ira recorría a John de pies a cabeza.

- Tu no tienes ni un puto derecho por ellas.

- Ya basta - Emma se puso de pie abruptamente, no era ni el momento ni el lugar para estar haciendo un escándalo. Miro a los dos fulminandolos con la mirada, parecían un par de críos.

Camino hasta que ambos la perdieron de vista. Llegó a la pequeña terraza que tenía el hospital y se recargo en una pared, las discusiones, mal humor y demás siempre atraían a las malas vibras. Masajeo su sienes e inhalo profundamente, al cabo de unos minutos John la encontró.

- Emma, lo siento, eso no debió pasar - Se posó enfrente de ella.

- Odio las peleas, a demás Ethan tiene derecho de estar aquí, trata a Victoria como si fuera su propia hija - El tenso la mandíbula.

- Pero no lo es, ella lleva mi sangre, sólo es nuestra.

- Ethan estuvo conmigo antes de que ella naciera y siempre desde que lo conocí me ha apoyado en todo, creo que tiene el mismo derecho que tu - Se cruzó de brazos.

Dulce llegadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora