Dieciocho

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No corregí errores ortográficos.


Llegaron a Chicago casi a las seis y media, su madre no sabía que llevaría a Victoria a sí que sería una sorpresa. Victoria su madre, le dijo que lo esperarian con una cena familiar ya que hacia más de cinco meses que no lo veían.

- ¡Oh! Dios - Se llevó las manos a su boca - Porque no dijiste que la traerias - Se acercó casi corriendo.

- Era una sorpresa y tenía que hablarlo con Emma.

- Dios, que hermosa estas - La niña le tendió los brazos y no dudo en tomarla - Carlos, ven - Llamó a su padre.

- ¿Qué sucede? - Ella se dio la vuelta para que pudiera ver a su nieta - ¿Quien es esa niña tan hermosa? - Le acarició la mejilla con sus dedos y ella giró el rostro hacia otro lado. Los tres adultos rieron. Después de unos minutos que su abuela la tuvo en su brazos quiso ir con John.

En el patio se encontraba una mesa considerconsiderablemente grande, pudo ver a sus abuelos, a sus primos, a su hermano, habían algunas amistades muy apegadas a la familia. Todos estaban encantados con Victoria, había estado en los brazos de todos menos en los de su abuelo, y cuando él la cargaba lloraba.

- Ven acá hermosa - La tomó John y ella lo abrazó por el cuello - Esta bien, ya no llores, estoy aquí - Trataba de tranquilizarla.

- Jamás creí verte así, me siento tan orgullosa de ti - Su madre tenía los ojos brillosos por las lágrimas. Él le paso un brazo por los hombros y beso su mejilla.

- Mierda - Se llevó una mano a la frente.

- ¿Qué sucede? - Preguntaron varias personas.

- Emma me va a matar, regreso enseguida.

Tomó el móvil, no se habia dado cuenta que lo tenía en silencio, sin exagerar más de cincuenta llamadas perdidas y diez mensajes.

- John - Exclamó con alivio en su voz - ¿Cómo esta Victoria?

- Ella esta bien, no podía quitarme a mi familia de enzima, están encantados con ella.

- Me alegro, ¿Ya comió? ¿Le has revisado el pañal?

- Si, hace poco tomo un biberón y le he cambiado el pañal dos veces.

- Por favor, por favor cualquier cosa llamame.

- Lo se, te llamaré mañana por la mañana.

- ¿Podría poner el móvil en su oreja?

- Pequeña, ¿Quieres hablar con mami? - Levantó la cabeza de su hombro y él puso el móvil en su oreja.
Emma empezó hablarle diciéndole cosas tiernas y ella se le quedaba mirando al aparato.

- Dile a mami que mañana hablaremos con ella - Emma pudo escuchar.

Después de unos minutos más terminó la llamada, antes de atravesar la puerta al patio escucho la risa de ella, tomó bien a su hija en brazos.

- ¿Y esta bebe? - Preguntó acercándose a ella, John no se movió de su lugar, estaba loca si creia que dejaría que la tocará.

- Es mi nieta, ¿Verdad que es hermosa? - La madre de John se acercó.

- Es una preciosura, igual que su padre - Alzó su mano para tocarla pero la niña giro el rostro hacia su papá - Igual de berrinchuda que él - John la fulminaba con la mirada.

- Mamá, podemos entrar, quiero decirte algo - Dijo John serio.

- Si, hijo - Lo siguió hasta el despacho de su padre, cerró la puerta - ¿Qué sucede? - Victoria tenía el ceño fruncido.

Dulce llegadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora