Once

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No corregí errores ortográficos. Antes de que juzguen.

- Lean con música.

- Y bien doctor, ¿cuando cree que nasca nuestra princesa? - Ethan estaba muy entusiasmado por la llegada, Emma estaba por cumplir los nueve meses y la pequeña ya estaba en posición para nacer.

- Cálculo más o menos a mediados de marzo - Su voz sono segura, claro era un experto. Tantos años de antigüedad en la materia no podía ser para menos - Fecha exacta no puedo dárselas, pero creo que entre los días quince o veinte, creo que más o menos por hay.

- Muchas gracias doctor - Le sonrió Emma.

- Tienes que traerla, esta pequeña me a dado mucha lata como para no conocerla - Le advirtió divertido.

- Aquí la tendrá lo más pronto posible - Ambos le agradecieron nuevamente y salieron para marcharse a casa, ya vivían juntos, lo habían decidido el día de año nuevo, además Fer necesitaba privacidad con Oliver.

- Muero por tenerla entre mis brazos - En esos momentos se sentía plena, llenas de felicidad. Al fin su vida está tomando el camino correcto.

- Muy pronto, querida - Le acaricia mejilla y puso en marcha el auto.

Podría sonar tonto y masoquista, pero no había día en que no pensará en él. John. Se odiaba por no poderlo sacar de su corazón, de su mente, de recordar todo lo bueno a su lado. Con cada caricia de Ethan siempre pensaba en él. Le dolía, porque sentía que lo estaba engañado por pensar en John. Había noches en las que no podía dormir pensando en él, lloraba desconsolada, y sólo se abrazaba a sus tristes recuerdos.

- Estas bien, cielo - Esta noche no había sido la excepción, limpio rápidamente sus lágrimas y dado que estaba de espaldas pensó que no la había visto.

- Si, es sólo que no podía dormir - Sonrió forzada.

- Como las otras noches - Se quedo como estatua, que ella supiera Ethan nunca la había visto llorar en las noches.

- Ethan yo... - Intentaba encontrar una justificación.

- Shh... No digas nada - Se acercó y limpio una lágrima que no había sentido derramarse - Yo... Yo se que aun lo amas - Le dolía pronunciar esas palabras.

- ¿Qué? - Quiso apartarse pero él lo impidió.

- No puedes mentirte, tal vez trates de engañar a mi pero, a tu corazón no. Lo amas y yo lo entiendo, Emma, llegué amar con la misma intensidad con la que tu lo hiciste. Se lo que se siente, y se lo que duele perder al amor de tu vida. Te haré una pregunta y quiero la verdad - La alejó un poco de el y contempló con la poca luz sus ojos un poco hinchados y rojos.

- ¿Cuál? - Sollozo.

- ¿Eres feliz a mi lado? No quiero mentiras, si no es así yo te dejaré ir, no quiero que estés conmigo sólo por no lastimarme - Contempló sus ojos y espero la respuesta.

- Claro que lo soy, contigo conocí la verdadera felicidad, no esa que sólo se tiene por placer o por conveniencia. Soy muy feliz a tu lado, Ethan - Acarició su rostro y beso castamente sus labios.

- Te amo - Susurro antes de besar su frente, no recibió respuesta pero el ya estaba acostumbrado a eso, sabía que se la diría en el momento que ella verdaderamente lo sintiera.

- Ve a dormir, enseguida te acompañó - El asintió y la dejó sola en la terraza.

Se acomodó en una de las sillas y contempló el cielo estrellado, era un hermosa noche y gracias a que la casa estubiera alejada un poco de la ciudad le permitía observar ese maravilloso paisaje, sintió una patadita de su pequeña y acarició donde había dado el golpe. Ethan era un hombre maduro y comprensible, le tenía demasiada pasiensia, y siempre sabía como tranquilizarla, siempre decía las palabras indicadas que la hacían ver las cosas de otra manera.

Dulce llegadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora