Jamie:
Niall me miraba con un cierto asombro y tristeza mientras me secaba las lágrimas con las mangas de mi jersey. Mi respiración era fuerte y, de vez en cuando, se me escuchaba respirar fuertemente por la nariz intentando evitar que los mocos sobrepasasen su límite de salida y se asomasen por mis orificios nasales. Niall tenía su mano izquierda apoyada en mi espalda, la cual movía suavemente arriba y abajo para intentar darme confort mientras susurraba un suave y tranquilo "No pasa nada Jamie, todo se solucionará" cada dos o tres minutos. Yo le respondía con palabras sin sentido y casi indescifrables debido a mis constantes sollozos. Pasados unos tres cuartos de hora de la llegada de Niall, empecé a tranquilizarme y mis lágrimas empezaron a dejar de caer.
-¿Estás mejor? -me preguntó Niall.
-No.
-¿Estás más tranquila?
-Eso sí. -me tiré hacia atrás y me apoyé en el respaldo del sofá, mirando al techo, frustrada.
-Voy a prepararte un té. -me informó Niall.
-Gracias. -le contesté. El rubio de ojos azules se levantó del sofá y se dirigió a la cocina. Pasados unos pocos minutos, no más de cinco, me llamó. Me levanté del sofá y ande hasta la cocina para encontrarme con un Niall con una media sonrisa en su rostro.
-¿Dónde tienes el té? ¿Y la tetera? -sonreí.
Harry:
Me levanté a las nueve y seis minutos de la mañana esperando que Jamie hubiera cambiado de opinión y se hubiera quedado aquí conmigo y estuviera dispuesta a perdonarme por la tontería que había hecho. Todas mis esperanzas se esfumaron cuando bajé al salón y mi padre y Brittany me miraron con cara de preocupación y curiosidad. Mi padre tenía una nota en la mano y encima la mesa había otra nota y unos pocos billetes. Jamie se había ido.
Sin decir nada me acerqué a la mesa del comedor y cogí la nota que estaba junto los billetes y la leí. Era muy breve.
"Aquí tienes las ochenta libras que necesitas para el tren.
Jamie"
Su caligrafía era apresurada. Cogí los cuatro billetes de veinte libras y me los guardé en el bolsillo trasero de mis pantalones juntamente con la nota. Me dirigí hacía la cocina, sin dar explicación alguna, con la expectante mirada de mi padre y su pareja clavada en mi nuca. Cogí una manzana, la lavé y le pegué un fuerte mordisco.
Me pasé la mano que tenía libre por el pelo y di un largo suspiro, entrecortado por la gran cantidad de ansiedad que tenía acumulada dentro de mí. Noté que mi corazón iba tan rápido que saldría disparado en cualquier momento.
-¿Harry, qué ha ocurrido con Jamie? -preguntó mi padre desde el comedor. Al escuchar el nombre de Jamie lancé la manzana al suelo, partiéndola en dos y provocando que Peacock se asustara levemente y que después se acercara al alimento partido en dos y empezara a morderlo poco a poco.
-¿Qué ha sido eso? -chilló Brittany, acercándose a la cocina junto mi padre. Ambos se quedaron quietos en el marco de la puerta, dudosos de si pasarlo o no.
-Se ha ido. -dije mirándolos fríamente.
-¿Cómo que se ha ido? -preguntó mi padre.
-Pues se ha ido; simplemente se ha ido. -dije con una voz cortante.
-¿Pero va a volver? -preguntó Brittany. Su estupidez me fastidió tanto que me abrí paso bruscamente entre ambos y subí hasta la habitación donde tenía todas mis cosas y las empaqué rápidamente para salir de esa casa lo antes posible. Cogí la foto que tenía en mi habitación en la que salía con mi madre y la acomodé entre unos pantalones y algunas camisetas.
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Le Quattro Stagioni #Wattys2019
FanfictionCuando la danza y la música se mezclan, crean maravillas. En el caso de Jamie y Harry, se crea un desastre; un desastre maravilloso. NOTA: A pesar de que algunos de los personajes estén inspirados en celebridades, no tienen nada que ver con la re...