Ventitre

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"Alguien me dio un pequeño golpe en mi omóplato derecho. Mi cuerpo dio un pequeño salto y me giré inmediatamente para ver quién era que, para mi enorme sorpresa, era Harry. Lo miré fijamente a los ojos durante unos largos segundos; puede que incluso minutos. Los ojos se me iluminaron y se inundaron en agua salada con unas amenazadoras lágrimas que no sabían si salir o quedarse en mis ojos. Me abalancé sobre Harry para abrazarlo y para ocultarle esas inmensas ganas que tenía de llorar -no sé si de pena o felicidad- debido a su presencia.

-Te he echado mucho de menos Harry. -le dije apoyando mi cabeza en su duro y musculado pecho, intentando sonar lo más normal posible; ocultando mi cortada voz. Esperé durante unos segundos su respuesta. -¿Harry? -le llamé la atención por su falta de respuesta.

-Yo también te he echado de menos, nena. -mis ojos se abrieron como dos platos al escuchar esa voz tan distinta a la de Harry. Intenté deshacerme del agarre que pasó de ser agradable a parecerme completamente incómodo y desagradable.

-¡Déjame! -dije con una voz ahogada moviendo para intentar escapar de esos asquerosos brazos.

-¿O qué, pequeña? -dijo Liam burlón y amenazador.

-Por favor, déjame... -dije al borde del llanto. Liam bajó un brazo hasta que pudo agarrarme el trasero con su mano y apretarme más junto a él. Sentía náuseas, tenía unas ganas de vomitar increíbles. Quito su mano de mi trasero y la subió por dentro mi blusa hasta llegar a mis pechos y empezar a manosearlos.

Empecé a llorar, dejando caer lágrimas desesperadas que pedían compasión.

-Déjame Liam, déjame..."

-¡Jamie, despierta! -abrí de golpe mis ojos con la voz desesperada de Niall intentando despertarme y los suaves movimientos con los que intentaba deshacerme de ese sueño.

-¡Aléjame de él, Niall! -le dije al rubio aún metida en el sueño, con lágrimas cayendo por mis rosadas mejillas.

-Ya está Jamie, ya está. -me dijo dándome cobijo en sus brazos y protegiéndome del Liam de mis sueños. -Sólo ha sido un sueño.

[...]

Le pedí a Niall que se fuera de mi apartamento y aproveché para darme una ducha caliente y tocar el piano para evadirme de ese desagradable momento por el que estaba pasando.

Esa misma tarde de marzo retomé mis clases de piano en el conservatorio, enfrentándome a una señora Stephens más severa y estricta que nunca debido a mi larga pausa alejada de mi querido piano en el conservatorio. Me hizo tocar el piano hasta que mis dedos estuvieron al borde del sangrado, las cuerdas del piano a punto de romperse por la mitad y las teclas amenazando con salir disparadas de un momento a otro. Terminé mis clases a las ocho y media, más tarde de lo normal. Al salir me encontré con Niall esperándome apoyado en su coche. Se me formó una inconsciente e imprevista sonrisa en la cara provocándome una gran duda en la cabeza: ¿Sentía algo por el rubio de ojos azules? Intenté eliminar ese pensamiento de mi cabeza, pero decidió quedarse.

Abracé a Niall y le di un suave beso en la mejilla junto con un "gracias por venirme a buscar". Subí al coche como copiloto esperando a ver el lugar donde Niall tenía planeado llevarme a cenar.

-Supongo que te va a gustar, yo fui un día y comí de maravilla. -me dijo con la mirada fija en la carretera.

-¿Qué se come? -pregunté curiosa.

-No esperes nada del otro mundo, es una pizzería italiana, pero están muy muy buenas. -dijo sonriendo apartando la vista de la carretera por un momento para mirarme. Lo miré fijamente un par de segundos.

Le Quattro Stagioni #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora