-Póngame quince rosas de color blanco, por favor. -le dije amablemente a la anciana señora que estaba a cargo de la pintoresca floristería de Holmes Chapel. Me sonrió y con lentos movimientos cogió las quince flores que le había pedido y las juntó todas con un lazo de color blanco y un pequeño papel para proteger mis manos de las pequeñas espinas. -¿Cuánto es? -la mujer sacó la calculadora e hizo un pequeño cálculo.
-Cuarentaicinco libras, querida. -saqué el monedero de mi bolso y le entregué un billete de cincuenta.
-Quédese el cambio. -le dije mientras cogía el precioso ramo de rosas. Las olí.
-Perdona que pregunte, querida, pero ¿es ese chico el joven Harry? -dijo señalando con el dedo índice a Harry, que esperaba fuera disfrutando de su cigarro.
-Sí, es él. -dije sonriente.
-Cómo ha crecido... Dile que venga algún día. -me dijo con una sonrisa triste, mostrando nostalgia.
-Así lo haré, señora. -dije amablemente.
-Adiós preciosa. -sonreí y salí por la puerta. Harry me sonrió y tiró el cigarro al suelo para pisotearlo. Rodeó mis hombros con su brazo y me sentí llena. Empezamos a andar hacía el cementerio de Holmes Chapel para visitar a Anne y dejarle las preciosas rosas.
El cementerio no era excesivamente grande. La gran mayoría de lápidas habían visto los años pasar juzgando su aspecto; las malas hierbas crecían en los pies de las lápidas. Algunas de ellas parecían piedras debido al desgaste de las inscripciones. Harry me guio entre las lápidas hasta pararse delante de una de mármol blanco. Estaba un poco sucia. Se podía leer:
"Anne Cox
21/10/1967 - 9/11/2012
Beloved Wife and Mother"
Harry se agachó y arrancó algunas hierbas que habían empezado a salir alrededor de la tumba de su madre. Pasó su mano por encima la pieza de mármol intentando eliminar toda la suciedad posible. Busqué en mi bolso y saqué un pequeño paquete de toallitas húmedas. Se las ofrecí a Harry y me agaché junto a él para ayudarle a limpiar el lugar de descanso de su madre. Hicimos lo que pudimos, y le dejamos las flores. Harry pasó la mano suavemente por encima el frío, y ya limpio, mármol.
-Quería presentarte a Jamie, mamá. -le habló Harry. Se me hizo un nudo en la garganta, me inundé en una dura tristeza. -Ella es la que ha conseguido hacerme sonreír realmente desde que te marchaste. -se me inundaron los ojos de agua salada. -Me gustaría que pudieras verla, es preciosa. -me miró y me invitó a acurrucarme junto a él. Lo hice y Harry empezó a llorar silenciosamente. Su respiración era agitada.
-Anne, -dije -tienes a un hijo maravilloso, lleno de vida detrás de esa superficial capa de chico duro sin sentimientos. Te quiere tanto, te tiene tan presente. Sigues siendo una de las cosas más bonitas de su vida, eres su luz y su punto de apoyo. Le entristece que ya no estés, pero le hace feliz pensar que has estado y le has hecho feliz; y sigues haciéndolo, deberías ver su sonrisa cuando habla de ti. Está orgulloso de tenerte como madre. -Harry me abrazó fuerte y sentí como una lágrima suya caía en mi pómulo.
-Os quiero. -dijo Harry.
-Te queremos. -le dije a Harry. Me coloqué bien y le di un beso a Harry.
[...]
Pasamos el día fuera de la casa del padre de Harry para evitar cualquier disputa pues Harry tenía los sentimientos a flor de piel. Comimos en un pub y pasamos la tarde paseando por el pequeño pueblo y tomando el té en una pequeña teteria. Llegamos a casa a la hora de cenar, pero no había nadie así que pudimos cenar en el salón tranquilamente sin tensión alguna. Al terminar lavamos los platos y ordenamos la cocina. Harry se ofreció a sacar la basura y yo fui a ducharme.
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Le Quattro Stagioni #Wattys2019
FanfictionCuando la danza y la música se mezclan, crean maravillas. En el caso de Jamie y Harry, se crea un desastre; un desastre maravilloso. NOTA: A pesar de que algunos de los personajes estén inspirados en celebridades, no tienen nada que ver con la re...