Cap.9

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Ash

-Empezamos bien.
Dije, rodeada de árboles y ningúna alternativa de salida.

(...)

De tanto caminar por el bosque, supe que estába haciendo de tonta. Ellos no están aquí.

Ellos están en las minas.

Tan lindo todo.

No me demoré mucho en encontrar una entrada a la gran cueva. Antes, me aseguré de llevar una rama conmigo, ni tan grande ni tan chica. Y bien, apenas entrar comencé a apuntar a prácticamente todo lo que me encontraba.

(...)

Después de una larga caminata, (Muy lenta, por cierto.) con la linterna de mi celular (con 30% de batería.) logré llegar a un lugar.

Y no, nada emocionante. Sólo llegué a un lugar con menos piedras en el camino.


-¿Cuánto falta?.
Me pregunté a mí misma aún así sabiendo que no iba a ver respuesta.

Solté un largo suspiro luego.

Mi pierna me ardía. Me había echo una herida, ésta no dejaba de sangrar.

Pero tenía que seguir adelante.

(...)

Pasé más de media hora buscando. Buscando y no encontrando. Sin ganas de más. Sólo quiero ir a casa.

-¿Dónde están?...
Dije con una ya voz débil.

Me senté junto a unas rocas, y desde las lejanías logré percatar un grito, bastante ronco. Un grito ya antes escuchado, un grito muy conocido.

Abrí mis ojos par en par, exaltada. El miedo volvía a controlarme, y los nervios iban en aumento.

Sin embargo, me levanté. Proseguí con mi camino entonces. Pero, no pasaron ni unos pequeños cinco minutos para detenerme. Sí, aquél grito volvía a repartirse por cada rincón de la oscura mina.

"Por favor, quienquiera que seas, no te acerques a mí".

(...)

Pasó un buen rato. Permanecí quieta desde entonces. Sin embargo, aquél ser posó sus frías y gruesas manos sobre mis hombros. Cerré mis ojos y apreté fuertemente mi labio.

Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, nos encontrábamos cara a cara.

Que mal te ves, Josh.

Permanecí quieta, observando detenidamente su rostro, intentando no sentirme mal pero eso fue casi imposible, esta sin duda era la peor manera de morir. Pobre Josh.

Se comportó como un completo imbécil pero en el fondo sabíamos lo buena persona que era, él sólo estába dolido por lo de sus hermanas. Nosotros habíamos matado a sus hermanas. Nunca olvidaré eso, nadie lo hará.

Retrocedí un poco en cuanto la gran criatura se comenzó a acercar a mí, gran error ya que se aseguró de acercarse más de lo que lo había hecho antes, tomó bruscamente mi cuello y me observo esta vez. Sin embargo, no tenía pinta de querer despedazarme.

Salir Adelante ; EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora