Salir Adelante ; Editando

7

Sam

-D-Demonios.
Desperté.

Me levanté de una clase de camilla. Miré a mi alrededor. Estába entre... ¿Rejas?. Se podía decir que se sentía casí igual como estár en la cárcel. Y es que se parecía tanto...

Me dolía la espalda.

Revisaba el lugar con la mirada.

Encontré mi mochila.

Fuí en camino hacia ella. La tomé y abrí su cierre encontrándome con la que ya sabía que estába, más algo nuevo, una bolsa. Una bolsa que tenía pegado un pequeño trozo de papel con algo escrito en grandes y negras mayúsculas.

"Provecho, Sam".

Comida.

O no tan comida.

Tomé la bolsa. Olía horrible, a muerte. La abrí y me encontré a una pobre rata muerta, sí, una pobre y cocinada rata.

Pobre animal.

Y que asco.

Todavía estaba mi botella de agua, rápidamente la tomé y bebí de ahí. Dejé un poco.

También estába mi celular, lo sostuve y lo prendí, lo prendí nada más para encontrarme con la frase que todos odian.

"Queda menos de 5% de batería. Porfavor, cargue el teléfono"

Sí, es horrible. Levantarse del tan hermoso lugar de donde estás para buscar ese maldito cargador. Pasa. Y ahora no tenía ningún cargador, mi celular se moría, y justo en este momento era cuando más lo necesitaba.

Siempre pasa.

-Mierda...

Bien, tengo que salir de aquí. Saqué aquél pobre animal muerto mi mochila, y con la bolsa, lo dejé en un rincón del lugar. Entonces, llevé mi mochila conmigo y me acerqué a apretar las sucias y oxidadas rejas.

Grité. Tenía que venir alguién, alguién, bueno o malo, pero tenía que venir. Y no pasó.

No vino nadie.

Sólo logre gritarle a la nada. Y, despertar de algúna manera a una persona que estába al otro lado de las rejas, en otra celda, al frente mío. Estába envuelta entre blancas sábanas.

-Eh, ¿hola?.
Y nada.

No te reconocí... Pequeña persona misteriosa.

No hasta verte quitar esas sábanas blancas, bastante sucias por cierto.

Y Diós... ¿Siempre luciste tan fatál?.

¿Mike?.

-M-Mierda, ¿Dónde estoy?.
Me preguntaba lo mismo.

-¡M-Mike!.

-¿Cómo sabes mi nomb- Idiota.- ¿S-Sam?.