¡Toc, toc, toc!
—¡Adelante!
—Hija... —mi padre se hizo presente en la pequeña habitación— Sal, hemos llegado a la isla.
Me levanté de golpe causándome un pequeño mareo. Espere a que pasara el malestar y caminé hasta la puerta en donde la cegadora luz del sol empapó mi cara y el clima tropical abrazó mi cuerpo.
No podía creer lo que veía, el lugar no era nada a como yo lo había imaginado. Era una isla realmente grande y la mayor parte estaba bardeada. Había dos torres de vigilancia en los costados de la enorme puerta de titano que estaba frente a nosotros. Dentro de ellos se encontraban unos hombres uniformados de color negro y armados hasta los pies.
Al ir caminando por el muelle traté de visualizar algo que me resultara familiar, sin embargo lo único familiar era el agua y el asqueroso olor a pez, nada más. Nos detuvimos frente a las enormes puertas donde uno de los señores que nos acompañaban pidió por medio de su radio que nos dejaran entrar. Unas luces comenzaron a titilar en la puerta para acto seguido deslizarse y dejarnos paso a la base.
En frente mío había una pequeña instalación que abarcaba gran parte del terreno. El diseño era realmente moderno, tenían unos grandiosos ventanales tintados. Detrás de todo esto estaba la enigmática jungla.
—No lo entiendo, este lugar es muy pequeño. —¿En dónde se suponía que íbamos a dormir?
Al entrar me decepcioné un poco; había escritorios negros por todo el perímetro del piso y detrás de ellos había personas bien vestidas con trajes grises que parecían hechos de tafetán. Todo sonido que se podía percibir en el ambiente era el teclear de las computadoras y el resonar de los tacones de algunas mujeres en el blanco suelo de linóleo que caminaban con dificultad gracias a sus anticuadas faldas entubadas. Llevaban carpetas en sus manos entregándoselas a los que estaban sentados. Además ¿de qué les sirve tener unas maravillosos ventanales si la única vista que tienen es la aburrida barda gris?
En el fondo se encontraban cuatro elevadores cosa que me desconcertó demasiado.
Detrás de uno de los escritorios salió una mujer joven y esbelta. Su cabello caía sobre su espalda con unos sorprendentes rizos rubios, sus ojos por increíble que pareciera eran turquesas. Llevaba puesta una falda y un blazer negro, unas medias cafés y unas botas que le llegaban un poco por debajo de la rodilla color negras y aunque el conjunto no era muy atractivo ella le hacía justicia.
Se acercó hasta nosotros y nos recibió con una humilde sonrisa.
—Sr. Collins, es un gusto tenerlo por aquí. —Le tendió su mano.
—Sra. Hale, un gusto poder conocerla al fin —dijo mi padre mientras aceptaba su mano.
Algo raro sucedió entre ellos dos pues mi padre apartó la mano de ella, la miró con extrañeza y se tensó. En cambio ella permanecía tranquila y serena.
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•Sobrevivir O Morir• TERMINADA
Ciencia Ficción¿Qué escogerías tú en medio de un catástrofe global? Alía Collins no supo separar la realidad de los sueños. Le hicieron daño y le mintieron. Ahora ella tendrá que enfrentarse a los hechos catastróficos de un proyecto saboteado de la corporación de...