Abrí los ojos lentamente dejando entrar poco a poco la tenue luz del lugar. Sentía que estaba drogada.
Traté de incorporarme pero fue inútil, mis brazos flaquearon al apoyarme y caí de nuevo en una superficie blanda. Me encontraba en un cuarto completamente blanco arriba de una camilla de hospital y usaba también una de esas batas que te dejaban al descubierto todo el trasero.
Estaba completamente debilitada. Tenía cables conectados a mis brazos, cabeza y nariz, eran muy molestos. Traté de arrancarme el del brazo pero el dolor inundó todo mi cuerpo. Mi pierna estaba vendada pero no sabía por qué.
Giré hacia la derecha y luego hacia la izquierda tratando de comprender lo que pasaba. Arriba de mi había una luz potente y a mi costado había una charola con ampolletas de diferentes colores. Estaba completamente perdida, trataba de recordar lo que había pasado pero no lo lograba.
Cerré mis ojos un momento y poco a poco los recuerdos comenzaron a llegar; yo saltando desde la azotea lastimándome el pie y después una espesa neblina verduzca consumiéndome por completo.
Me levanté de golpe y un fuerte mareo me invadió. Tomé mi cabeza entre mis manos y la acuné hasta que el efecto pasara.
Kyla ¿Dónde está Kyla? Ella me había hecho esto.
La puerta de la habitación se abrió dejando ver a la Sra. Hale usando la típica bata blanca con el logo de la corporación. Mi corazón dio un vuelco y lo primero que pensé era que iban a experimentar conmigo.
—¿Qué pasa? ¿Por qué estoy aquí?
La única respuesta que recibí de ella fue el silencio. Ella seguía de espaldas anotando cosas en una libreta.
—¿Mi padre sabe de esto? —Silencio—. ¿Qué me vas a hacer? —Más silencio—. ¡Contéstame!
La Sra. Hale negó lentamente y se dio la vuelta hacia mí. Sus ojos ya no eran turquesas, eran cafés... La luz de la lámpara que tenía encima de mi le daban un brillo peculiar, uno tan conocido...
Entonces lo supe, esos ojos que me miraban con una pizca de superioridad y maldad, aquellos que sentía que podían atravesar completamente mi alma y me hacían sentir temor... eran aquellos ojos que me habían atormentado tantas veces por las noches. Comencé a hiperventilar y sentir el miedo correr por mis venas, tenía la necesidad de escapar de ahí pero no podía, estaba atrapada... Como en mis sueños.
—No, por favor, no- no me hagas- no me hagas daño —tartamudeé.
Una tétrica sonrisa de dientes completos se formó en su cara.
—¿Cómo le haría daño a mi propia hija?
Si ya me sentía mal ahora también sentía como si me habían lanzado un balde con agua fría al cuerpo. Esa simple oración hizo que mi mundo se detuviera. Estaba jugando conmigo, lo sabía, eso no era nada posible... Tomó la punta de su cabello y lo jaló rebelando su verdadero color natural, marrón.
ESTÁS LEYENDO
•Sobrevivir O Morir• TERMINADA
Science Fiction¿Qué escogerías tú en medio de un catástrofe global? Alía Collins no supo separar la realidad de los sueños. Le hicieron daño y le mintieron. Ahora ella tendrá que enfrentarse a los hechos catastróficos de un proyecto saboteado de la corporación de...