¿Qué escogerías tú en medio de un catástrofe global?
Alía Collins no supo separar la realidad de los sueños. Le hicieron daño y le mintieron. Ahora ella tendrá que enfrentarse a los hechos catastróficos de un proyecto saboteado de la corporación de...
Elías se quitó los guantes que llevaba y se acercó hasta nosotros.
—Disculpa mi imprudencia Rain, pero estoy preocupado por mi hija. Hemos tratado de localizarla durante días. Pensamos que había huido con Cameron e Ian para ir a rescatarte, ¿no es así? —dijo mirando a Cameron.
Abrí la boca y la volví a cerrar.
—No, no es así. —Cameron se me adelantó a responder. —Ian no era quien creían ser.
—¿De qué hablas? —Preguntó Jane.
—Él es hermano de Alía, pero eso tú ya lo sabías Kyla ¿no es cierto? Después de todo él también es tu hermano y ambos trabajaban para hacerle imposible la vida a su media hermana. —Escupió con rabia.
Kyla se sonrojó por completo y bajó la mirada. Jane formó una gran O con su boca y Elías tenía el ceño fruncido.
—Eh... yo-yo...
—Ahórratelo, todo este tiempo supiste cuáles eran las intenciones con Alía y nunca, ¡nunca! Hiciste nada. ¡Y tú tampoco Elías! —Cameron le dio un golpe a la mesa y todos en la sala se sobresaltaron. —Gracias a sus estúpidos secretos Alía está donde está.
Cameron salió de la sala completamente enojado.
Elías tenía la respiración entrecortada y Kyla derramaba lágrimas. Jane seguía con la misma cara de confundida que cuando llegamos.
—¿Qué rayos le pasa? —dijo Ellie un tanto confundida.
—Hablaremos después. —Salí del laboratorio en busca de Cameron.
Cameron entró a otro edificio de ladrillos rojos justo enfrente del laboratorio. Ingresé junto a él y me di cuenta de que eran los dormitorios.
—Vete, Rain.
—Deja de ser tan dramático por favor, tenemos que curarte esa herida. —Calló—. Buscaré ayuda, sino seré yo la que tendrá que curarte.
Salí del edificio y fui en busca de Ellie. Ella sabía de esto, había estudiado un año de enfermería y después lo dejó, porque no le gustó.
Ella estaba ahí, sentada fuera del laboratorio, fumando un cigarrillo. Hice cara de asco y se lo arrebaté.
—¡¿Qué te sucede, por qué fumas esta cosa?!
Ellie me miró con aburrimiento.
—Por qué quiero, deberías intentarlo, ayuda con el estrés apocalíptico, enserio.
