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La puerta se abrió automáticamente dejándome el paso libre. Mis piernas se movieron por sí solas, no tenía control sobre ellas, de hecho, no tenía control sobre mí misma, lo tenía Greta.

Fuera de la habitación ya me esperaba ella con ropa y un arma en sus manos. Me la tendió y al instante la acepté.

—Cámbiate, ya.

Entré a un pequeño armario que se encontraba a un costado de la habitación en la que me encontraba e hice lo que Greta dijo. Cambié mi camisón por el mismo uniforme que usé en la isla, la única diferencia era que la camisa de éste era verde militar y no anaranjada. Até mi cabello, me puse mis botas y me acomodé mis armas. Estaba lista para cualquier cosa que se me presentara.

—Vamos, sígueme.

Caminé detrás de Greta hasta el fondo del pasillo, después dimos vuelta a la derecha y las dos ingresamos a un cuarto de comando en donde había muchísimas más personas.

—Sra. Hale, tenemos una horda de zombies a menos de 10 km. Se dirigen hacia acá.

—¡¿Qué?! No puede ser posible...—Greta se quedó viendo fijamente hacia un lado de la habitación—. Los reclutas protegerán la base. Activa sus chips y manda la orden.

No solo yo tenía ese chip, todos los jóvenes que se encontraban aquí también lo tenían. Entonces no solo experimentaba conmigo, ellos también corrían la misma mala suerte que yo.

—Activa los mecanismos de seguridad. —Le ordenó Greta a uno de los chicos que se encontraban ahí. Él asintió y salió de la sala corriendo—. ¿Ya detectaron a los intrusos?

—Se encuentran en el primer edificio —dijo uno de ellos.

—¿Escuchaste, Alía? —Asentí e inmediatamente salí del cuarto.

Me posicioné bien mi rifle y salí del edificio para dirigirme al otro. Afuera la noche era fría y había oficiales por todos lados tratando de arreglar el desastre causado. La barda por la que había escapado Jane estaba completamente destruida, lo único que quedaban eran escombros y un paso libre hacia el bosque... Era demasiado tentador, si tan solo no fuera controlada por una extraña y loca mujer.

Los demás chicos llevaban iban bien armados y llevaban el mismo uniforme que yo. Todos se dirigían al mismo punto: el bosque. Greta los estaba poniendo en riesgo, no le importaba que muchos de ellos pudieran morir a causa de la horda que se acercaba, y aunque me quería unir a ellos, no podía. Entre la gente que iba pasando logré reconocer una cara muy familiar... Era Dan, el chico que se encontraba también en la isla.

Por un momento se me vino una loca idea a la mente... Greta solamente había dejado morir a los científicos y había traído con ella a sus hijos para reclutarlos, tal vez, ese era su plan desde un inicio en la isla y ahora ellos morirían también, morirían por alguien que no valía la pena ni luchar.

•Sobrevivir O Morir•  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora