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Cuando desperté ya me encontraba en una especie de enfermería y la señora Hale se encontraba ahí, frente a mí, observándome pasivamente. Un recuerdo llegó como rayo a mi mente haciéndome sentir un ligero dolor en la cabeza.

—¿Te encuentras bien, Alía? —preguntó. Sus zapatos comenzaron a resonar por el suelo hasta detenerse frente a mí.

—Sí, solo un ligero mareo.

—Debe ser causa de ese buen golpe que te propiciaron. Te dejó la mejilla morada esa chica.

Abrí mis ojos de golpe.

—¿Qué? —Por instinto mi mano viajo a mi mejilla sintiendo un profundo dolor—. ¡Auch!

—Toma, solo pon esta pomada en tu mejilla antes de dormir. —Tomé el pequeño frasco blanco de su mano. Lo abrí y el contenido era de color azul intenso—. No la huelas, no es muy agradable el olor. —Iugh, ya me di cuenta, gracias.

—¿Ya me puedo ir?

—Sí, ve a comer algo. —Me levanté de la camilla dispuesta a salir del lugar—. Por cierto, ven a verme al anochecer, tenemos que hacer otro análisis de tu sangre.

Asentí y salí.

Era una tarde agradable. El campo estaba solo, los entrenamientos habían terminado por hoy y estaba agradecida por eso.

Caminé un poco por el extenso campo pensando en los anteriores acontecimientos. Mi cara palpitaba debido al dolor y lo último que quería era verme frente a un espejo porque ya sabía que tenía la cara hinchada y morada.

Nunca en mi vida me habían golpeado así. Que descaro por parte de Rain...

Me detuve en seco.

No recordaba que en algún momento la pelinegra me hubiera mencionado su nombre, o que otra persona lo haya dicho...

¿Entonces cómo supe que se llama Rain?

—¡Cuánto lo siento! —La dueña de la maleta me ofreció su mano como ayuda—. No pensé que fuera a salir alguien de la habitación —abrió su puerta, número 11, que estaba al lado de la mía y lanzó la maleta bruscamente—, por cierto, me llamo Rain.

—¡RAIN!

Corrí al interior del edificio. No podía creerlo, ella tenía razón.

Mi corazón estaba palpitando muy rápido y mis manos estaban sudando por el nerviosismo. Comenzaba a entender lo que sucedía aquí y no era para nada bueno.

Entonces un espantoso dolor se hizo presente en mi cabeza, tanto que me obligó a tirarme al suelo. Poco a poco varias imágenes de lo que había sucedido se abrían paso en mi memoria.

Desde el momento que empezó el catástrofe hasta aquella noche en la que Cameron me traicionó.

Podía recordarlo todo.

•Sobrevivir O Morir•  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora