Por fin el día de la prueba había llegado.
Habían sido dos semanas difíciles y llenas de complicaciones para los científicos en las que trabajaron arduamente para poder terminar las últimas investigaciones a tiempo y al parecer lo habían logrado. Estaban seguros de que iba a funcionar, inclusive mi padre estaba satisfecho con el resultado final.
En cambio por mi parte, mi vida no había cambiado mucho en las dos semanas. Las pesadillas seguían apareciendo pero no tan constantemente como antes. Tenía pequeñas alucinaciones y seguía sintiéndome cansada y ansiosa, claro que, sabía disimularlo muy bien. Al final decidí guardarme las cosas y no contarle a nadie.
Seguía contando los días para regresar a Stone Hill. Pasaba la mayor parte del tiempo con las chicas para mantener mi mente ocupada. No había mucho por hacer aquí así que siempre estábamos en el enorme cuarto del ventanal o en el exterior escuchando a las olas chocar.
La prueba que solo se llevaría a cabo en esta zona costera daría inicio al medio día. Habían creado un muro invisible para impedir el paso de las macropartículas a otras zonas.
Toda la comunidad estaba acoplando el lugar con sus raros aparatos tecnológicos para dar inicio al suceso, incluso a nosotros sus hijos nos dejarían salir a la playa a presenciar el fenómeno que se crearía. Por fin después de tanto podríamos salir de la anticuada base.
—¿Alía, qué haces aquí? —Solté la caja de cartón y me giré sobresaltada. La señora Hale me miraba con detenimiento.
Dije lo primero que se me ocurrió.
—Buscaba, eh, tampones.
«¿Por qué dije eso? Ni siquiera los uso».
La Sra. Hale con toda la calma del mundo caminó hasta uno de los estantes y me tendió una caja.
Apenada la acepté.
—¿Segura que eso es todo? —Asentí—. ¿Has dormido bien, Alía? —Volví a asentir—. Tus ojeras dicen lo contrario.
—Sí, son de genética —comenté tratando de cerrar el tema.
—Claro. —Por un pequeño momento una sonrisa ladina se formó en su cara.
Incómoda caminé hasta el elevador con la esperanza de irme pero la mujer me detuvo.
—Entonces, ¿para qué necesitas esos somníferos? —Abrí los ojos como platos y mis manos comenzaron a temblar. Me sentí realmente avergonzada porque me había descubierto. Abrí la boca y la volví a cerrar, no sabía que decir—. ¿Tu padre lo sabe?
Negué.
—Dámelas. —Su voz sonó autoritaria y su cara carecía de alguna emoción. Saqué el bote de pastillas de la bolsa de mi suéter y se lo di en la mano. Ella se lo guardó en la bolsa de su bata—. Dejaremos las cosas así, solo por esta vez. Vámonos. —Ordenó.
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•Sobrevivir O Morir• TERMINADA
Ciencia Ficción¿Qué escogerías tú en medio de un catástrofe global? Alía Collins no supo separar la realidad de los sueños. Le hicieron daño y le mintieron. Ahora ella tendrá que enfrentarse a los hechos catastróficos de un proyecto saboteado de la corporación de...