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Después de un rato de estar escuchando a Jane cómo funcionaba La Resistencia decidí regresar a mi hogar. Jane les ordenó a unos chicos que me transportaran hasta allá en uno de los carros que disponían. No quería que sufriera un ataque de un zombie o que muriera en el camino. Claro que acepté y también acepté volver a la resistencia en cuanto pudiera, teníamos que idear un plan para salir de la ciudad.

Al llegar a mi hogar el reloj marcaba las 4:30 de la tarde. Solo tenía que esperar media hora más para poder contactarme con mi padre. En secreto, por supuesto.

—¿Por qué tardaste tanto? —Cameron se encontraba sentado en el sillón, jugaba con su arma desactivando y activando el seguro. Cada que oía el click mi vello se erizaba.

—Estaba en La Resistencia poniéndome al día con mi mejor amiga.

—¿La resistencia? ¿Qué demonios es eso? —Fijó sus ojos en mí y frunció el ceño.

—Es un lugar donde se resguardan las personas que no pudieron salir de aquí.

—¿Qué? —Se levantó del sillón y camino hasta mí aun con su arma en la mano—. Te vas con un completo extraño y nos dejas aquí, solos, sin ninguna respuesta. ¿Piensas que lo que está pasando allá afuera es una broma, una mentira? —dijo harto de la situación, entre más hablaba más aumentaba su tono de voz—. ¡Nosotros también dejamos mucho atrás, Alía! Le prometimos a tu padre que estaríamos juntos y nos protegeríamos hasta encontrar una manera de frenar esto, pero lo único que tú haces es actuar extraño y apartarnos.

Me quedé mirándolo expectante. No entendía porque me reclamaba ahora si lo único que estaba haciendo era buscando respuestas para protegerlos. No era mi intención actuar extraño, solo que no consideraba correcto revelarles ciertas cosas a unas personas que apenas había conocido hace un mes. Sí, éramos unidos, pero aún no los conocía del todo bien.

—Hablaremos de esto después. —No tenía tiempo para peleas absurdas. Tenía cosas más importantes que hacer, como hablar con mi padre.

—No, siempre huyes de las cosas. Aprende a afrontarlas de una vez. —Me tomó del brazo impidiendo que siguiera caminando. Giré y lo miré con enojo.

—No me conoces.

Me solté con brusquedad y seguí mi camino hasta la habitación de mi padre. Activé el botón e ingresé en el pequeño cuarto secreto. Encendí la computadora y espere a que apareciera la imagen de mi padre en la pantalla.

5:10. Ya habían pasado 10 minutos y seguía esperando. La pantalla poco a poco fue oscureciendo dejando ver mi reflejo en ella. Me veía fatal.

Tenía cabellos salidos por todos lados y bultos en la cabeza. Estaba mal peinada, así como cuando tenía 5 años y pensaba que me veía bien. Mi ropa estaba sucia y mi cara también. Tenía manchas de tierra por todos lados. ¿Cuándo había sido la última vez que tomé un baño?

•Sobrevivir O Morir•  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora